Vacunas contra la COVID-19 y trastornos autoinmunes: un protocolo de revisión exploratoria

Resumen

Dos años después del inicio de la campaña mundial de vacunación, han surgido preguntas importantes sobre las vacunas contra la COVID-19 y los trastornos autoinmunes. Un número creciente de informes ha documentado asociaciones entre la vacunación y la autoinmunidad, y se necesita investigación para dilucidar la naturaleza de estos vínculos, así como los mecanismos y las direcciones causales (es decir, si las personas sin antecedentes de trastornos autoinmunes pueden experimentarlos tras la vacunación o si las personas con trastornos autoinmunes pueden experimentar una exacerbación o nuevos eventos adversos, autoinmunes o no, después de la vacunación). Esta revisión exploratoria seguirá el marco de Arksey y O’Malley, que se ve mejorado por el enfoque en equipo de Levac et al., para abordar la relación entre las vacunas contra la COVID-19 y los trastornos autoinmunes. Además, explorará la evidencia que informa el consenso de la atención relativa a las vacunas contra la COVID-19 en personas que experimentan estos trastornos. Los datos de artículos arbitrados y preimpresiones se sintetizarán mediante un análisis temático. Un análisis de subgrupos comparará los hallazgos según la presencia previa de trastornos autoinmunes, la presencia de comorbilidades, el tipo de vacuna y otros factores potencialmente relevantes. La COVID-19 ha desencadenado la mayor campaña de vacunación de la historia. La seguridad farmacológica es fundamental para evaluar adecuadamente el equilibrio entre riesgos y beneficios de cualquier intervención médica. Nuestra investigación debería proporcionar información útil para la toma de decisiones clínicas, el desarrollo de políticas y la ética de las prácticas médicas.

Discusión y debate:

Como se señaló en el artículo de Science mencionado anteriormente, los síndromes “Post-COVID” o “COVID Prolongado” y “Vacuna Prolongada” comparten una gama de síntomas, como tos persistente, dificultad para respirar y dolor torácico, fatiga severa y crónica, trastornos del sueño, dolores de cabeza y deterioro cognitivo, incluyendo concentración comprometida y pérdida de memoria. En ambos casos, estos síntomas podrían estar relacionados con la acumulación de la proteína de la espiga del SARS-CoV-2 en el epitelio de los vasos sanguíneos que componen la barrera hematoencefálica (BHE) y además conducir a signos de encefalomielitis/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) [24]. De ello se deduce que las vacunas contra la COVID-19 podrían operar a través de la producción de la proteína de la espiga que compromete aún más la función neuroinmunoendocrina al producir nuevos autoanticuerpos. En conclusión, la COVID-19 ha desencadenado la campaña de vacunación más grande en la historia mundial, dirigida literalmente a la comunidad humana global. La seguridad de los medicamentos es un aspecto crucial de cualquier intervención médica, fundamental para una evaluación adecuada del equilibrio entre riesgos y beneficios. Nuestra investigación debería brindar información útil para fundamentar futuras investigaciones, así como mejorar la práctica médica y de salud pública de múltiples maneras, incluida la asistencia en la toma de decisiones clínicas, el desarrollo de políticas y la práctica médica ética.

Fuente:

COVID-19 vaccines and autoimmune disorders: A scoping review protocol

doi: 10.3934/medsci.2023025