Sionismo, Masonería y Nuevo Orden Mundial

Masonería y Judaísmo

La Masonería es Judaísmo. para los Goyim. Es una organizaci.n dirigida por jud.os que recluta a Goyim (no jud.os) para combatir por causas jud.as.

“La masonería es una institución judía, cuya historia, grados, cargos, señales y explicaciones, son de carácter judío desde el principio hasta el fin”. – Rabino Isaac Mayer Wise, (jud.o) en el The Israelite of America, 8 Marzo 1866 (35 a.osantes de que se creara el Sionismo)

A lo largo del SXIX elementos Judios retomar.an el control de las logias mas.nicas de EEUU, que volver.a bajo el regazo del Imperio Brit.nico Rothschild definitivamente con la creación de la Reserva Federal en 1913.

I. Por qué traiciona pág11


La preparación de la Revolución de 1917

Fue llevada a cabo exclusivamente por judíos, dentro y fuera de Rusia, ayudados políticamente por la masonería y económica­mente por la alta finanza internacional judaica.

Como etapa importante hay que mencionar la reunión en Lon­dres, del Quinto Congreso del Partido Social Demócrata Obre­ro Ruso, entre el 13 de mayo y el lo. de junio de 1907. Estu­vieron representados allí los siguientes grupos del Partido:

Los bolcheviques dirigidos por Lenin, 91 delegados. Los men­cheviques dirigidos por Martov y Dan, 89 delegados. Los social demócratas polacos dirigidos por Rosa Luxemburgo, 44 delega­dos. El “Bund” judío dirigido por Rafael Abramovich y M. I. Lieber, por 55 delegados. Los social demócratas lituanos dirigidoa por Danishevsky, 33 delegados. Todos esos judíos se presentaron en Londres como rusos. Fueron discutidas la táctica y la estrategia política a seguir contra el zarismo.

En 1908 nacieron periódicos: Viena Pravda (“La Verdad de Viena”), fundado por Trotzki; Proletarije, dirigido por Lenin; el menchevique Golos Sotsial Demoltrata.

En 1909 fue fundada la famosa “troika” bolchevique forma­da por Lenin, Zinoviev y Kamenev y que fue junto a Trotzky la cabeza directora del comunismo “ruso” (hasta 1924, cuando el mando pasó a Stalin).

En enero de 1 91 O se reunió el pleno del Comité Central del Partido “Socialista” y se decidió declarar a Viena Pradva órgano oficial del Partido.

La Revolución de 1917

Fue pasible en primer lugar por el caos que produjo en Ru­sia la primera guerra mundial, guerra también desencadenada por los judíos que con ella buscaron destruir a las potencias cristianas de Europa, Alemania, Austria-Hungría y Rusia.

El asesinato del archiduque Francisco Fernando el 8 de junio de 1914 por Gavrilo Printip en Sarajevo (Croacia), que encen­dió la mecha, fue trazado también por la judería política; la ju­dería de Sarajevo era por entonces la más numerosa de los Bal-kanes después de la de Salónica.

Tanto Rusia como Alemania y Austria-Hungría estaban so­cavadas interiormente por la judeomasonería (que ahora soca­va a Francia, Inglaterra y Estados Unidos) y lo estuvieron du­rante toda la guerra, por lo que al terminar la contienda los tres estados cristianos cayeron bajo el dominio judio.

Fue el judío Alejandro Kerensky (Adler Kibis) el que abo­lió la monarquía rusa declarando la República el 1 5 de septiem­bre de 1917 y autonombrándose presidente del gobierno provi­sional y jefe del ejército para, en menos de dos meses, dejar el país en manos de las bandas judío-comunistas de Lenin, Trotz-ky, Zinoviev, Kamenev, etc., y marcharse a occidente cuando su papel de entregar el imperio zarista en garras judaicas había terminado. La “enemistad” entre Kerensky y los revoluciona­rios es artificial, ya que él mismo fue revolucionario aunque con otro papel.

Muchos judíos llegados de Estados Unidos y Alemania ayu­daron a sus hermanos en la revolución desencadenada el 8 de noviembre de 1917. Durante la segunda guerra el servicio secreto del ejército rumano investigó en Rusia el origen y las po­siciones durante la revolución de los más conocidos jefes comu­nistas. Se supo que de los 502 potentados de primer orden, que tuvieron los cargos más importantes en los 37 principales orga­nismos directores, nada menos que 459 fueron judíos y sólo 43 “comisarios” de origen cristiano ruso. La subvención de la re­volución estuvo a cargo de la alta finanza judaica internacional, que “invirtió” en el “negocio” 312 millones de dólares, suma enorme para esos tiempos. Estuvieron allí los bancos Kuhn, Loeb y Cía., de Nueva York; Warburg, de Esíocolmo; Speyer y Cía., de Londres; Gunzburg, de San Petersburgo; Nye Banken, de Estocolmo, y el Sindicato Bancario Renano-Westfallano, de Ale­mania.

Tras la revolución el judaismo se instaló en el mando, la vie­ja Rusia cristiana dejó de serlo para llamarse URSS (Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas). Allí siguen los hebreos, des­pués de muchas luchas intestinas por el poder que costaron la vida a algunos, como Trotzky, Kamenev, Zinoviev, Yagoda, Sta-lin, etc. Todos los regímenes comunistas impuestos en Europa han quedado en manos de judíos, muchos con seudónimos lo­cales.

Después de Rusia, intentaron los judíos apoderarse de Ale­mania y de Hungría. En Alemania los judíos Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fracasaron en la revolución “espartaquista” de 1919. Ambos fueron ejecutados el mismo mes (enero) por oficiales alemanes. Un régimen judeo-masónico “socialista” (la República de Weimar), instalado al final de la guerra (1918), tampoco resistió al nacionalismo germano. Se contentó la cons­piración con cierto dominio masónico y de alta finanza, aunque también ese sistema desapareció en 1933. Volvió a nacer en 1945 y allí sigue,

También durante el caos de poat guerra, los judíos mandados por Bela Kuhn (Cohén) se apoderaron de Hungría en marzo de 1919 proclamando la “República Soviética Húngara”. 18 judíos formaban en el gobierno de 26 miembros de Bela Kuhn. Esa dictadura roja duró sólo 133 días, hasta que la eliminaron las tropas rumanas de los generales Mardarescu y Rusescu, que ocuparon Budapest el 6 de agosto de 1919. En sólo el breve lapso en que dominaron, los judíos asesinaron a 250,000 cristianos, hecatom­be como la de la última rebelión húngara contra el comunismo. Bela Kuhn logró escapar a Rusia donde estuvo en la “Checa” de Ucrania, hasta que por turno fue asesinado como “trotzkysta” por orden de Stalin, en 1937.

Nada más falso que el que los judíos estén siendo desplazados de la URSS y que sean rusos los enemigos del mundo cristiano. Todas las pugnas internas en el orbe comunista han sido hasta hoy luchas por el poder de diversas facciones judías que dirigen los partidos comunistas. En la URSS, cuando los jefes no han sido judíos del todo, han sido renegados cristianos casados con judías y obedientes a la judería. Pasan por judíos sólo los que así eran conocidos desde antes de la revolución; los otros usan del “camuflaje”, para engañar. Incluso Stalin, al que aún se cree georgiano “de raza”, pertenecía a una familia judía conver­tida al cristianismo para evitar la hostilidad de los cristianos de Georgia. Esas “conversiones” aparentes y “formales” son permi­tidas entre los israelitas si las circunstancias lo exigen.

La lucha entre Stalin y Trotzky fue lucha intestina entre ju­díos por el mando. Como la de Stalin y “Tito”, (losif Walter Weiss, judío polaco y no croata como se cree. El verdadero losif Brozovich Tito, comunista croata, murió en Barcelona al final de la guerra civil en España, donde actuaba dentro de una bri­gada internacional). Se debe a la condición judía de “Tito” la ayuda que recibió de la judería y de la masonería occidental du­rante su conflicto con Stalin. “Tito” recibió millones hasta de la América “anticomunista”. Su mejor amigo y colaborador lo fue el sefardita Moshe Pijade, muerto en 1957.

Poco después de la muerte de Stalin y tras un período de “di­rección colectiva” se repitió la lucha por el poder. La lucha fue de dos bandas, la de Lázaro Kaganovich (judío) y la de Khrush-chev, no ucraniano sino judío de apellido Pearlmutter. En el bando de Kaganovich formó Molotov, bielorruso llamado en rea­lidad Scriabine, casado con la hermana del judío americano Sam Karp, magnate de Brigdeport. Ganó Khrushchev y nada varió. La judería occidental lo ayuda como hubiera ayudado a Kagano-vich si éste triunfa.

Los más importantes colaboradores de Stalin después de la “purga” 1936-1938, volvieron a ser judíos: Litvinov (Finkels-tein), Zdanov (Liphshitz), Kalinin, Vichinsky (lanurevin), Be-ria (Berkovich), etc. Pasa lo mismo con los colaboradores de Khrushchev.

Después de la guerra

Como principal resultado de la segunda guerra, el judaismo político ha realizado un enorme avance, desde el control sobre 200 millones de hombres en 1940, hasta el dominio actual sobre 900 millones, más de la tercera parte de la población mundial, Además el comunismo es ahora amenaza interior en cualquier país.

El antisemitismo y el antisionismo dei mundo comunista, es un mito, pero no inocente.

Veamos una lista de cabecillas judíos comunistas en acción, de 1945 a 1959:

Alemania Occidental: Ernst Buschmann, Gustav Gundelach, Robert Leibbrand, Julius Schneider.

Alemania Oriental: Gerhardt Eisler, Walter Ulbricht, Wilhelm Pieck, Hilde Benjamín.

Argentina: Ethel Edelman.

Australia: Alan Finger.

Austria: Friedl Fürnberg, Gottlieb Fiala.

Canadá: Schmil Kogan, Fred Rose,

Ceylán: Pieter Keineman.

Checoslovaquia: Klement Gottwald, Rudolf Slansky ‘(Salz-man), André Simone (Otto Katz), Firi Hendrich, Waclav David.

Dinamarca: Aksel Larsen.

Egipto: Henry Curriel.

Francia: Maurice Thorez, Jac’ques Duelos, Jeannette Verme-ersch, Madeleina Braun, Fierre Villon (Ginsburger), Jean Zy-ronisky.

Gran Bretaña: Harry Pollit, Arthur Lewis Horner, Sam Hen-derson, Elinor Burns.

Guatemala: Jacobo Arbenz, Jaime Rosenberg, Rogelio Cruz Wer, Jacobo Sánchez.

Guayana inglesa: Janet Rosenberg.

Holanda: Saúl de Groot, Fridl Baruch, Jakob Brandenburg, Benne J. Stokvis.

Hungría: Mathiaa Rakosi (Rosenkranz Toth), Peter Gabor (Benjamín Ausspitz), Zoltan Vas (Weinberger), Mihaly Far-kas (Freedmann), Josef Revai (Moses Kahana), Joszef Gero (Singer) Ferenk Munnich.

Irán: Rooz (Rosen).

Italia: Walter Audisio “Valerio”, el asesino de Mussolini.

Noruega: Emil Lovlien, Peder Furubotn (Forubotten).

Nueva Zelandia: Víctor Wilcox.

Polonia: Jakob Berman, Jerzy Borejaza, Hilary Mine, Julius Katzuky (Katz), Edward Ochab.

Rumania: Anna Pauker (Rabinsohn), Teohari Georgescu (Burah Tescovich), losif Kisinevski (Broitman), Avram Buna-ciu (Gutman), Mirón Constantinescu (Cohn).

Suecia: Sven Linderot, Hilding Hagberg, Mils Holmberg, Gun-nar Ohman.

Suiza: Edgard Woog, Harry Gmur, Otto Brunner.

Unión Sudafricana: Harry Snitcher, Hilda Lillian Watts, Lio-nel Bernstein, Michael Harmel.

Yugoslavia: Tito, Moshe Píjade, Josef VÜfan. Ales Bebler.

Estados Unidos: Jacob Stachel, John Gates (Israel Regens-treif), Gilbert Creen (Greenberg), Cus Hall (Halberg), Irving Potash, Cari Winter (Weissberg), Israel Amter, Alexander Bit-telman, Jacob Mindel, Sidney Steinberg.

Más del 90 por ciento de los comunistas descubiertos en Es­tados Unidos, incluso espías rojos, entre 1945 y 1959, son ju­díos. Sólo en mayo de 1957 fueron descubiertos, capturados o condenados, tres grupos comunistas, todos de judíos, entre ellos: Myra Soble, Jacob Albam y Jack Soble; S. Kremen, Samuel Co-leman y Sidney Skeinberg. Otto Nathan y Arthur Miller, el “es­critor”, etc.

Veamos algunas citas que confirman nuestra tesis sobre lo judio del comunismo:

American Hebrew del 20 de septiembre de 1920, dice:

“La revolución bolchevique de Rusia ha sido obra de cerebros judíos, del descontento judío; ha sido planeada por judíos, con el fin de crear un nuevo orden en el mundo. Lo que ha sido rea­lizado tan magníficamente en Rusia, gracias a los cerebros ju­díos, será una realidad para el mundo entero, por medio de la misma fuerza espiritual y física de los judíos”. . .

En el número del lo. de mayo de 1939 del periódico Jewish Life (“Vida Judía”) de Nueva York, en un artículo llamado “Hay que Vencer al Antisemitismo”, se lee:

“Todo judío que toma en serio el voto de los judíos. . . , com­prende que los mejores hijos del pueblo judío son- los comunis­tas y los aliados más fieles del judaismo son los partidos comu­nistas”.

Maurice Samuel escribió en la página 1 55 de su libro Vosotros Gentiles:

“La revolución mundial (comunista) que nosotros llevamos a cabo, será exclusivamente causa nuestra y estará en nuestras manos. Esta revolución extenderá el dominio judío sobre todos los pueblos”.

El periódico israelita Le droit de vivre (“El derecho de vivir”), de París, en su número del 12 de mayo de 1933, dice:

“El judaismo es el padre del marxismo y del comunismo”. Solamente rechazando la acción política judía puede escapar el mundo de la amenaza comunista. De otra manera los cristianos

bala en la nuca o esclavos del comunismo judaico, como lo dice -el judío Ylia Ehrenburg en su libro El trust para la destrucción de Europa, situación en que están ya, hoy, centenares de millo­nes de hombres. Dos guerras mundiales y la revolución co­munista, los asesinatos en masa en Cuba, en Irak, en medio mun­do, son razón suficiente para que nos mueva a defendernos del espantoso adversario que es el comunismo, y su nodriza que es la judería política.

CAPITULO XX

POR QUE CONSPIRAN

LOS ISRAELITAS han conspirado siempre contra los demás pueblos porque se creen “destinados por Dios” para ser amos de los demás; pero nunca estuvieron tan cerca de conseguirlo corno en este siglo XX, por ellos revuelto. Siempre hubo, por lo demás, quienes dieran la voz de alerta, pero fueron tildados de difama­dores o “sencillamente” se les eliminó, por los medios más dia­bólicos.

Ellos se defienden diciendo que los demás les temen porque son “mal pagados”, inconformes, envidiosos de las “virtudes” hebreas. La verdad es que quienes han sido sus adversarios han sido siempre dirigentes de pueblos. Contra toda casta dirigente cristiana o no judía en general han conspirado ellos: los reyes de Babilonia, loa’asirlos, los faraones de Egipto, los emperado­res griegos, los romanos, los reyes cristianos, los monarcas espa­ñoles y portugueses, los zares y últimamente Hitler, con lo que cae por tierra que sea la “envidia” la que mueve a los pueblos, enfermos de judería, a alzarse contra ellos. Ellos mismos hacen imposible la convivencia a su lado. Son remora en los negocios públicos; defraudadores impenitentes, explotadores del trabajo ajeno, personalistas, inadaptables e inadaptados, Estado dentro de los Estados, en fin, con los que no se puede estar en buenos términos porque siempre engañan, medran, acaparan y faltan a la probidad. Lo “sagrado” de su “misión” en la tierra está escrito, según ellos en la “Ley”, que interpretan conforme a su conveniencia, apartándose de su sentido espiritualista:

“Tú eres un pueblo santo para el Señor; El te ha elegido pa­ra que seas su pueblo entre todos los que viven sobre la faz de la tierra”.

“. . .Y yo bendeciré a aquellos que te bendigan y maldeciré a todos aquellos que te maldigan”.

“. . .Y él pondrá a sus reyes en tus manos y tú extirparás sus nombres de la faz de la tierra; ninguno podrá estar a tu frente, hasta que no los hayas DESTRUIDO”.

“. . .Devora, pues, a todos los pueblos que tu señor te dé; tu ojo será inflexible y no sirvas a sus divinidades”.

“. . .Hoy comenzaré a esparcir espanto entre las naciones, ba­jo todo el cielo, y se atemorizarán al oír tu nombre”.

Una conocida réplica judaica consiste en decir que estos pre­ceptos se refieren al tiempo del Éxodo de Egipto y q”ue por con­siguiente no deben generalizarse.

Veamos algunas profecías que se refieren al reinado espiritual del Mesías y que los judíos se aplican a sí mismos:

“. . -Y los hijos de los EXTRANJEROS edificarán tus muros y sus reyes te servirán”.

“. . .Tú, pueblo de Israel, chuparás la leche de las gentes y ma­marás del pecho de los reyes”.

“. . .Vosotros seréis llamados Ministros del Dios nuestro; co­meréis la fuerza de las naciones y con su gloria seréis sublimes”.

“. . -Pídeme y te daré las gentes en herencia, y en posesión tuya los límites de la tierra. Las regirás con vara de hierro, cual vaso de alfarero las quebrarás”.

La idea del “pueblo elegido” y del “imperialismo mesiánico” han constituido el corazón del hebraísmo político y ejercieron por espacio de siglos y de milenios su influencia sobre Israel. El hebraísmo no sólo no ha olvidado sus preceptos básicos, sino, que los ha confirmado y fortalecido. Por encima del Antiguo Testamento estiman el Talmud. La parte principal del Talmud se llama Ghemara, que significa coronación, perfección; el Tal­mud se considera pues como la “perfección” de la antigua ley, al igual que la Cabala (que etimológicamente significa tradi­ción), expresa la tradición por excelencia de la que el mosaísmo, según la opinión rabínica, sólo constituye una forma embriona­ria e imperfecta.

He aquí lo que escriben los israelitas de nuestra era:

“. . .Vosotros, israelitas, sois llamados hombres, en tanto que las naciones del mundo no merecen el nombre de hombres, sino el de bestias” (Talmud, Baba Mezia, fol. 114, columna 2).

“. . .El Altísimo habló a los israelitas así. Vosotros me habéis reconocido como único dominador del mundo, y por esto yo he

de haceros los ÚNICOS DOMINADORES DEL MUNDO” (Cha-niga, fol. 3-A, 3-B).

“¿Qué es una prostituta? Cualquier mujer que no sea hebrea” (Ebem Ha Eser, 6, 8).

“¿Qué significa Har Sinaí? Es decir, ¿Monte Sinaí? Signifi­ca el monte desde el cual se ha irradiado la Sina; es decir, el odio contra todos los pueblos del mundo” (Schabbath, fol. 89, col. 2).

“| AI mejor entre los no hebreos, mátalo!” (Aboda Zara, 26-B, Tosephoot).

“Está prohibido prestar sin usura a los no hebreos” (Sanhedrín, fol. 76, col. 2).

“Dios se muestra en la tierra en las semblanzas del judío: Ju­dío, Judas, Judá, Jevah o Jehová, son el mismo y único ser. El hebreo es el Dios viviente, el Dios encarnado; es el hombre ce­leste, el Adán Kadmón. Los otros hombres son terrestres, de ra­za inferior. Sólo existen para servir al hebreo; son pequeñas bestias” (Qabbalah ad Pentateucum, fol. 97, col. 3).

“Un ‘goim’ (no judío) que estudie el Talmud y un hebreo que lo ayude en tal estudio, han de ser CONDENADOS A MUERTE” (Sanhedrin, fol. 57, a Aboda Zara, fol. 6-8. Szagica, fol. 13).

Uno de los sabios (?) más famosos de la judería, Isaac Abra-banel (1437-1 508), decía:

“Cuando venga el Mesías, el hijo de David, exterminará a to­dos los enemigos” (Manjene Jeshua, fol. 76, col. I ).

La práctica del parasitismo social por los judíos, demuestra hasta qué punto cumplen los “mandamientos” divinos (?). Otras autoridades judías:

“El mundo ha sido creado para los israelitas y éstos son la pul­pa: los otros pueblos son sólo la corteza” (Jeshaia Hurtwitz, en Sheneluchot habberith, fol. 145, col. 3, año 1686).

“Sólo Israel justifica, como su fin. la creación del mundo” (Abraham Seba, en Zeror Hammor, fol. 6, col. 4, año 1505).

Hay millares de citas análogas y flota sobre todas ellas la ob­sesión de la predestinación.

Ahora, citas sobre la judería moderna:
En el libro “Die Geheimnisse der Weisen von Zion” (Los se­cretos de los sabios de Sión), G. zur Beek cita en la página 27 de la tercera edición, año de 1919, las palabras del israelita Mo-ritz Cohn:

– “Sin haber sido obstruido, hoy el espíritu hebraico domina allá donde antes apenas se le soportaba. Nosotros ya no tenemos ne­cesidad de encerrarnos en el ‘ghetto’ medieval, pues ya desde hace tiempo poseemos el dominio de TODO LO QUE NOS ES-TABA PROMETIDO. Sin nosotros ningún potentado del mun­do puede emprender algo, porque NOSOTROS CONTROLA­MOS EL MERCADO DEL ORO. Ninguna palabra que no sea deseada por nosotros llega a la publicidad, porque CONTROLA­MOS LA PRENSA. Ninguna idea que nos disguste penetra en el mundo intelectual, PORQUE DOMINAMOS EL TEATRO. El espíritu hebraico ha conquistado al mundo”.

En efecto, los judíos dominan hoy la finanza mundial, la pren­sa, el teatro, el cine, la radio, la televisión. Tienen de que enorgu­llecerse. . .

En el manifiesto de la logia masónica ruso-hebraica “Los Sa­bios de Sión”, citado en Meister por el israelita Judas Schul-buch, quinta edición, página 171, encontramos:

“El objetivo principal, que es el dominio hebraico universal, aún no ha sido logrado; pero lo lograremos. Y ya está mucho más próximo de lo que las masas de los Estados cristianos ima­ginan. El zarismo ruso, el imperio alemán y el militarismo han sido derrotados. Todos los pueblos se sienten empujados hacia la ruina. Este es el momento en que se inicia la verdadera domi­nación del hebraísmo”.

El rabino francés Isidor Loeb, que en 1869 fue secretaria de la Alianza Israelita Universal que funciona hasta hoy en París, escribió en La literatura de los pobres en la Biblia:

“No se puede afirmar con certeza si Isaías pensó o no en la aparición de un Mesías personal. . . Pero es indudable que con o sin un Mesías Rey, los hebreos constituirán el centro de la humanidad, en torno del cual se agruparán —después de su conversión— los no hebreos. Los pueblos se unirán para tribu­tar homenaje al pueblo de Dios. Todas las riquezas de las na­ciones pasarán a manos del pueblo hebreo. Y todas las naciones seguirán al pueblo hebreo y se arrojarán a sus pies”.

Esta interpretación del mesianismo profético fue hecha por un rabino moderno, y no por algún “antisemita” aficionado a le­vantar falsos. El judío Adolphe Cremieux, masón, ministro de Napoleón 111 y fundador de la “Alianza Israelita Universal”, de­cía en 1861 en los “Archivos Israelitas” publ:cados en París:. “La doctrina hebraica ha de comprender en sí —un día— a todo el mundo. . . No está lejos el día en que las riquezas de la tierra pertenecerán exclusivamente a los hebreos. . . Las nacio­nes desaparecerán, las religiones declinarán. Habrá de surgir un mesianismo de los tiempos modernos; una Jerusalén del nue­vo orden, santamente colocada entre oriente y occidente, debe­rá suplantar al dúplice reinado imperial y papal. Hasta ahora ha entrado en acción la Alianza Israelita Universal; pero ya mani­fiesta hasta muy lejos su influencia. No se limita a nuestro culto, sino que incluye penetrar en todas las religiones. Las nacionali­dades habrán de desaparecer. Las religiones declinarán; pero Is­rael subsistirá y este pequeño pueblo es el elegido de Dios.

El economista hebreo francés Du Mesnil Marigny, en la pá­gina 275 y siguientes del II tomo de Historia de la economía política de los pueblos antiguos:

“La época actual se caracteriza indiscutiblemente por el oro y la omnipotencia. . . El que domina absolutamente el oro es también el que domina absolutamente el mundo. ¿Y quién po­dría ser este dominador sino el hebreo? ¿Acaso no posee ya el hebreo el monopolio de los bancos, de los ferrocarriles y del co­mercio? Con su oro, ¿no da acaso ya una instrucción superior a sus hijos y por tal motivo está en condiciones de asegurar a los mismos los puestos directivos en las artes, en la literatura, en la ciencia y en las funciones públicas?. . .

“En Francia, ¿quiénes son en La Sorbona, en la Universidad y demás institutos franceses masónicos, los mejores profesores? ¡Hebreos! ¿Y qué son los más renombrados (?) filósofos y es­critores? [Hebreos!

“Es notoria la corrupción de la prensa. ¿Quiénes son los que ponen en marcha esta terrible máquina, cuyo poder, así destruc­tor como constructor, es bien conocido? ¡Hebreos!. . . o sea los que poseen el oro”. . .

Todo esto nos ofrece la oportunidad de comprender el verdadero sentido de la hipócrita ideología “humanitaria” que he­breos y masones suministran con buen cálculo para que los cris­tianos caven su propia tumba.

El rabino Meier dice en Menachot, f. 43-B y 44-A:

“Los hombres deben recitar todos los días estas tres bendicio­nes: Bendito sea el Señor que no me ha hecho cristiano, que no me ha hecho mujer (de dónde nacerán “ellos”?), que no me ha hecho ignorante”.

El rabino Yehuda:

“Los bienes de los gentiles son bienes mostrencos; todo el que tome posesión de ellos adquiere el título de propiedad”. (Lo que ocurre en Cuba, donde en su mayor parte son tomados bienes de “gentiles”, no de judíos).

Rabí Simeón ben Eleazar, en nombre de Rabí Meier:

“¿Has visto alguna vez que lleve carga el león, que muela el trigo la gacela, que el zorro trafique en el mercado, que el lobo venda? Todos se alimentan sin trabajo. ¿Y para qué fueron crea­dos? Para servirme. ¿Y para qué he sido creado? Para servir a mi Creador. Si los que han sido creados para mi servicio viven sin cuidados, ¡con cuánta más razón debo yo, que he sido creado para servir al Creador, vivir sin trabajar!” (J. Kidduschim, 40-B).

“Un no judío que hiere a un judío, merece la muerte. El que abofetea a un judío, es como si abofeteara al mismo Dios” (San-hedrín, 58-B).

“Está prohibido iniciar a un infiel en los secretos de la ley. El judío que lo hiciera es culpable como si hubiese tratado de desbaratar el mundo o renegado del Santo Nombre” (Jalkuth Hadaschim, Torah, número 721).

El rabino francés Isidor Loeb: “Nosotros vivimos en un Estado cristiano, cosa incompatible con los intereses del hebraísmo. El Estado cristiano ha de ser suprimido” (Citado por S. March en la página 1 1 7 del libro Die .luden im Urteil der Zeit —Los judíos en el juicio del tiempo—, 1921).

El rabino Baeck (noviembre de 1925), al fundarse en Ham-burgo el “Grupo del hebraísmo liberal”:

“Lo que el hebraísmo ha traído al mundo es la idea revolucio­naria. Donde quiera haya llegado esta idea, terminó la paz de un eterno seguir siendo lo que se era”.

Nahum Goldman, actual presidente del Congreso Mundial Ju­dío en “Sobre la importancia y la misión histórica mundial del judaismo”:

“Ellos (los judíos) pertenecen en todas partes a la oposición; en todas partes forman el frente de los reformadores, de los re­volucionarios, tendientes a destruir lo antiguo”.

El judío M. Rappaport, en Socialismo, revolución y el proble­ma judío, Leipzig, 1919:

“La revolución vuelve a aclararnos el significado de la cues­tión hebraica, porque los hebreos constituyen el motor de la re-

En el periódico Le peupEe juif (El pueblo judío), de París, el 8 de enero de 1919:

“La revolución mundial que nosotros estamos viviendo hoy será una cosa exclusivamente en nuestras manos. . . Esta revo­lución fortalecerá la hegemonía de la raza hebraica sobre todas las otras razas”.

El judío Ruthendorf, en Un gobierno deseable:

“Basados en la luz que emana de las Santas Escrituras, pode-mos esperar que Jeruaalén llegará a ser la capital del mundo”.

Marcus Eli Ravage, judío rumano, dijo en dos artículos publi­cados en los números 3 y 4 de la revista norteamericana Century Magazine de Nueva York, en enero de 1 928, bajo el título de “A real case against the jews”:

“Nos acusáis de haber encendido la revolución moscovita; sea. Aceptamos la acusación. ¿Y con eso qué?

“Gritáis tanto por la influencia hebraica en vuestro teatro y en vuestras películas; concedido. Vuestros lamentos son justos. ¿Pero qué puede significar todo eso en comparación con la pre­ponderante influencia que ejercemos en vuestras iglesias, en vues­tras escuelas, en vuestros regímenes y hasta en los mínimos cam­bios que se producen en vuestro mundo intelectual?

“Supongamos (?) que ‘Los protocolos de los sabios de Sión* sean auténticos. ¿Qué puede significar ello ante la innegable acción histórica de conspiradores que nosotros hemos desempe­ñado?

“Vosotros no habéis logrado conocer ni siquiera el principio del alcance de nuestra culpa.

“Nosotros somos invasores, somos destructores, somos aub-vertidores. Nosotros hemos tomado posesión de vuestro mundo natural, de vuestros ideales, de vuestro destino, y nos hemos bur­lado de todo esto.

“Nosotros hemos sido la causa principal de la última guerra y de casi todas vuestras guerras.

“Nosotros hemos sido los promotores no tan sólo de la re­volución rusa, sino,que también de todas las grandes revolucio­nes de la historia.

“Nosotros hemos provocado y seguimos provocando discor­dias y contrastes en vuestra vida pública y privada.

“Nosotros hemos cambiado todo el curso de vuestra historia. Os impusimos yugo, como vuestra potencia no supo imponer a África y a Asia. Y todo esto sin armas. . . Nosotros hemos rea­lizado todo eso tan sólo con las ideas y la propaganda.

“Nuestro terruño del pasado se ha convertido en vuestra Tie­rra Santa (Santa para nosotros los cristianos porque nos recuer­da la Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, no por­que haya sido habitada por los deicidas).

“Nuestra literatura nacional se ha convertido en vuestra Bi­blia. Una doncella hebrea es vuestro ideal de la maternidad y de la feminidad. Un profeta hebreo rebelde ocupa el centro de vuestra devoción. . .

“Consideremos las tres grandes revoluciones modernas, la fran­cesa, la americana y la rusa. cQu¿ fueron sino un triunfo de la idea hebraica ?

“Con alivio, nosotros reconocemos que el ‘goim’ jamás logra­rá descubrir la verdadera gravedad de nuestra culpa”. . .

Las palabras transcriptas, no fueron de un antisemita, ni de un fascista, ni de un nazi, ni de un árabe de hoy. Son de quien conoce bien la acción política de sus jefes.

Mas no todos hablan tan claro, que los más usan del secreto, del disimulo y del engaño.

Hay un texto talmúdico (Divre, en David, folio 37), que dice:

“Comunicar algo de nuestra ley a un no-hebreo, equivale a la muerte de todos los hebreos. Pues si los ‘goim’ supieran lo que nosotros enseñamos a propósito de ellos, nos exterminarían sin más”.