Aspectos destacados
- Se detectó la expresión de la proteína Spike en el 43,8 % de los pacientes vacunados.
- La proteína Spike del SARS-CoV-2 persiste en las arterias cerebrales hasta 17 meses después de la vacunación.
- La proteína Spike se expresó en la íntima de las arterias cerebrales.
- La hibridación in situ confirmó la presencia del ARNm de la proteína Spike derivado de la vacuna y del virus.
- Los hallazgos resaltan la preocupación sobre la biodistribución y la seguridad a largo plazo de las vacunas de ARNm.
Resumen
Antecedentes
El rápido despliegue de las vacunas de ARNm contra el SARS-CoV-2, como BNT162b2 (BioNTech-Pfizer) y ARNm-1273 (Moderna), proporcionó una herramienta crucial para combatir la pandemia de COVID-19. Si bien su seguridad y eficacia a corto plazo se demostraron en ensayos clínicos, se han reportado eventos adversos poco frecuentes, incluyendo accidentes cerebrovasculares hemorrágicos, tras su uso generalizado. Sin embargo, la biodistribución y los efectos a largo plazo de las vacunas de ARNm siguen sin explorarse. Este estudio tuvo como objetivo investigar la presencia a largo plazo de la proteína de la espícula del SARS-CoV-2 en el tejido cerebral de pacientes con ictus hemorrágico, examinando su posible asociación con la vacunación con ARNm.
Métodos
Se analizaron retrospectivamente 19 casos de ictus hemorrágico entre 2023 y 2024. Se realizó tinción inmunohistoquímica para la proteína de la espícula del SARS-CoV-2 y la proteína de la nucleocápside en muestras de tejido. Se realizó hibridación in situ en casos seleccionados para confirmar el origen de la expresión de la proteína de la espícula (vacuna o infección viral). Se documentaron el historial de vacunación y el estado de infección por SARS-CoV-2 en todos los casos.
Resultados
Se detectó expresión de la proteína de la espícula en el 43,8 % de los pacientes vacunados, localizada predominantemente en la íntima de las arterias cerebrales, incluso hasta 17 meses después de la vacunación. Si bien no se identificaron cambios inflamatorios activos, se observó infiltración de células CD4+, CD8+ y CD68+ en los vasos sanguíneos con proteína de la espícula. La hibridación in situ confirmó la presencia tanto de ARNm derivado de la vacuna como de ARNm derivado del virus SARS-CoV-2, que codifican la proteína espiga, en casos seleccionados. Cabe destacar que la positividad de la proteína espiga se observó exclusivamente en pacientes mujeres (P = 0,015). Ninguno de los casos mostró positividad de la proteína de la nucleocápside, lo que respalda la ausencia de infección viral activa.
Conclusión
Aunque no se puede descartar por completo la posibilidad de expresión de la proteína espiga debido a una infección asintomática por SARS-CoV-2, este estudio demostró la presencia prolongada de la proteína espiga del SARS-CoV-2 en las arterias cerebrales tras la vacunación con ARNm. Además, se observó cierta infiltración de células inflamatorias en los vasos sanguíneos con la proteína espiga positiva. Estos hallazgos plantean importantes dudas sobre la biodistribución de las vacunas basadas en nanopartículas lipídicas y su seguridad a largo plazo. Se requieren urgentemente estudios de replicación a nivel mundial para validar estos hallazgos y garantizar evaluaciones exhaustivas de la seguridad de las vacunas de ARNm.
Fuente
https://doi.org/10.1016/j.jocn.2025.111223