La palabra ciencia en su acepción más sencilla viene del latín y significa “conocimiento”, un conocimiento estructurado que investiga e interpreta los acontecimientos. Lo que se opone a ciencia es ignorancia y lo opuesto a ignorancia es precisamente ciencia. Para tener conocimiento debemos “informarnos”.
Hay otra cosa que resulta incompatible con la ciencia y es el “oscurantismo” que no es más que la práctica deliberada por parte de las élites gobernantes para evitar que la gente acceda al conocimiento.
Lo que se opone a ciencia es ignorancia y lo opuesto a ignorancia es precisamente ciencia. Para tener conocimiento debemos “informarnos”.
¿Cómo se hace que en la era de la información, en donde cualquier persona con acceso a internet , es decir más del 50 % de la población mundial para evitar que la gente sepa la verdad? ¿Como oscurecemos una verdad, una evidencia, una realidad incontestable?
Pues deberíamos fumigarla: lanzar millones de mentiras a través de las infinitas plataformas mediáticas de forma que la verdad y, con ella la realidad, se vea sepultada por la ingente cantidad de propaganda esparcida sobre la población.
La publicidad, la política, la ingeniería social, el marketing, el periodismo, la psicología, la industria farmacéutica y alimentaria hace tiempo se corporeizaron en un cártel mafioso que, paralelamente a la venta de cigarrillos, chocolatinas, refrescos, vestidos, coches y joyas, también nos aleccionaba con historias, realidades, causas, ideologías, enfermedades y “síndromes” con el fin de lograr que una masa importante de individuos se volvieran, aun en contra de sus propios intereses, en cómplices necesarios de los históricos y sistemáticos movimientos de las grandes élites para ir colonizando no solamente los “medios de producción” (ojalá hubiese sido solamente eso), sino todos los recursos naturales o no, necesarios para la supervivencia de la mayoría de la especie.
Recursos que incluyeron primero nuestro tiempo, nuestra salud, nuestro ambiente y ahora se disponen a colonizar nuestra mente, nuestro entendimiento, nuestro raciocinio, nuestra inteligencia y nuestra capacidad de amar, porque imbuidos en el miedo y la ignorancia nos volvemos sencillamente replicantes y zombies sometidos a los más caprichosos y rapaces devaneos de la clase dominante.
Muchos de nosotros sentimos una disonancia “cognitiva” es decir, una desarmonía, un malestar una incongruencia interna ante la afirmación absurda de que 2020 fue el año de la ciencia, y es verdad que durante 2020 la palabra ciencia estuvo en boca de todo el mundo.
La Ciencia fue invocada TOTALITARIAMENTE por los distintos actores interesados en inocular multimediáticamente la estupidez , el doble pensar y las distracciones más absurdas, a través de la producción masiva de informes, noticias, declaraciones, escándalos, twiters, videos, declaraciones, comunicados y etc. Con único el fin de oscurecer cualquier cuestionamiento lógico y racional, sobre las cantidad de incoherencias y despropósitos medievales totalmente nefastos para la salud a los que fue sometida la población mundial en 2020.
El titulo que reza “2020 el año de la ciencia” es una muestra lapidaria del doble pensar que se instauró en los medios en 2020. En 2020 y de un solo zarpazo brutal y mundialmente coreografiado, las élites del mundo procedieron a arrebatarnos la mayoría de nuestros derechos esenciales bajo la excusa de una enemigo ubicuo, invisible y caótico, que como los virus informáticos de antaño, fue capaz de resetear toda nuestra existencia, borrar nuestros archivos fotográficos, nuestras memorias, nuestros hábitos y nuestro trabajo, para sumergirnos abruptamente en un planeta detenido, lleno de personas enmascaradas y toques de queda, de distanciamiento social y “nueva normalidad”.
En 2020 y de un solo zarpazo brutal y mundialmente coreografiado las élites del mundo procedieron a arrebatarnos la mayoría de nuestros derechos esenciales bajo la excusa de una enemigo ubicuo, invisible y caótico que como los virus informáticos de antaño, fue capaz de resetear toda nuestra existencia
Un “Comité de expertos” secreto y salido de las entrañas del Gobierno chino, la OMS y los lobbies y “think thanks” que llevan las relaciones públicas y la imagen de las más rapaces y colonialistas multinacionales farmacéuticas y digitales representantes del turbo-capitalismo; decidieron “científicamente” que había que someter a la población general (no la contagiada, no la infectada, no la vulnerable) a las mismas medidas medievales y radicales a las que sometió China a su población, es decir, al confinamiento masivo, a la distancia social, al uso insalubre y pernicioso de las mascarillas en lugares públicos y espacios abiertos.
También, de forma menos “brutal” (que estamos empezando) “desapareciendo” primero, a los médicos disidentes y luego a cualquier ciudadano que en su justo derecho se preguntara sobre la ingente cantidad de incoherencias, despropósitos y medidas contrarias a la salud con las que se empezó a someter a los ciudadanos, a una de las campañas de terrorismo mediático más intensas y anticientíficas de la historia.
El método científico: hablado también de eso, éste se basa en observación, hipótesis y experimentación.
Observo un fenómeno y quiero comprenderlo. Formulo lo que podría ser una posible explicación de ese fenómeno. Experimento: hago los movimientos y las acciones necesarias para comprobar o refutar mi hipótesis.
Propongo para liberarnos del oscurantismo pseudocientífico el novedoso “Método científico para Dummies” o 2 + 2 son 4.
Este sencillo método deductivo propone que si la suma de 2+ 2 siempre ha sido 4 no puede volverse cinco de repente por muy sofisticadas e insistentes que sean las explicaciones al respecto. La premisa es que un palito y otro palito son dos palitos y dos palitos más dos palitos son siempre cuatro palitos.
¿Cómo saber que un palito es un palito? Porque lo puedes ver, oler y tocar, es decir, tendrás un conocimiento empírico del palito, tu experiencia será ese conocimiento. Si llega a alguien a decirte que existe un palito invisible proveniente de otra dimensión que tú eres incapaz de contabilizar o percibir, será el que haga esa afirmación el que deba “probarlo” en ningún caso tú deberás actuar como si efectivamente existiese la posibilidad de un palito invisible.
Quien dice palito dice virus, quien dice palito dice ciencia, quien dice palito dice obviedad. Basándonos en este método procederemos a formular algunas hipótesis que expliquen porque nos parece una mentira del tamaño de una catedral la afirmación la de 2020 FUE EL AÑO DE LA CIENCIA.
De pronto, en 2020, según los “expertos” tu sistema inmunológico no se alimenta de aire fresco ni produce vitamina D al contacto con el sol ni se desestresa cuando haces el amor o te ríes con unos amigos.
En una época en que la inteligencia artificial gana a los más hábiles jugadores de póquer o que Loreal clona piel sintética para evitar la experimentación con animales, en una época en que podemos comunicarnos por videollamadas y se crean en laboratorios células madre o Elon Musk nos quiere poner un chip en la cabeza para “curarnos” o para permitirnos jugar o manejar un coche solamente con “el pensamiento” , resulta que surge un virus en China, y automáticamente el mundo se ve sometido a un dictadura mundial de facto encarnada en un político comunista etíope llamado Tedros Adhanom y diversificada en figuras como Bill Gates, el propio gobierno chino, los CEOS tanto de las farmacéuticas como de la tecnocracia de Sillicon Valle, quienes dotados de una autoridad planetaria EMANADA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LAS REDES SOCIALES proceden a recomendar e implementar a nivel planetario, una serie de medidas que los más disímiles y (supuestamente enfrentados) gobiernos del mundo ejecutan casi al unísono y que suponen disposiciones antihigiénicas contra sus respectivas poblaciones, que se promocionan como “destinadas a proteger nuestra salud y a evitar el “colapso del sistema hospitalario”.
Nos enseñaron también en repetidas ocasiones la “paradoja de la tolerancia” para irnos preparando a ser intolerantes con esos negacionistas que tenían claras tendencias nazis o ultraderechistas.
Las élites nos dicen en la cara todo lo que va a suceder, la cosa es que nos convencieron que escuchar atentamente es de teóricos de la conspiración mientras ser estúpidos y temerosos es ser “responsables” y “solidarios”.
Este gobierno mundial erigido por los mass media y el Foro Económico Mundial, empieza a emitir una serie de proclamas propagandísticas que convierten a la ciencia tal y como la conocíamos en un dogma religioso totalitario enfrentado con aquello que se conocía en tiempos menos oscuros como “debate” y “búsqueda de conocimiento”. +
Comienzan entonces a ocurrir los “milagros científicos”, es decir, una serie de sucesos “acientíficos” en donde 2+2 no suman 4 ni que nos pongamos de cabeza.
Por ejemplo, se nos dice que la única manera de detener el contagio de el virus es el “confinamiento”, el aislamiento y encierro y se ordena la reclusión masiva de la población, que solamente podrá salir a la calle a comprar artículos esenciales y a trabajar en labores básicas como transporte, alimentación y estancos.
Se deberá acudir a estos sitios con mascarilla y guantes de protección, también se recomienda y se vende en todas las grandes superficies, que aumentan sus ingresos contrastando con los pequeños comercios que se ven obligados a cerrar, ya que el virus al parecer es menos contagioso en los locales de uso masivo que en las pequeñas tiendas de barrio. Se recomienda distancia social, nadie deberá acercarse ni a conocidos ni a desconocidos a menos de metro y medio. Se prohíben terminantemente los besos, los abrazos y ver la sonrisa de los otros. Las personas también tienen permiso de salir a pasear al perro pero solamente un par de veces al día. Están prohibidas las actividades deportivas y solamente si se obtiene una orden espacial que indique que la salud corre peligro por la falta de ejercicio (que no se puede obtener porque los centros de salud están cerrados). Quizá se podrá salir a correr discretamente pero tratando de no ser observado por los vecinos que desconocen tu historial médico y sencillamente te tacharán de insolidario, irresponsable y negacionista y procederán a denunciarte con la policía local y a grabarte para colocarte como ejemplo de miseria humana en sus redes sociales.
El Covid 19 es un virus claramente antifascista. Se pueden besar botas de negros para limpiar la culpa blanca por la esclavitud o asistir al velorio de Maradona y celebrar el aborto multitudinariamente, todo esto no es riesgoso siempre que no se tenga una actitud negacionista, pero es de «irresponsables» hacer botellones o bailar a cielo descubierto.
Este gobierno mundial de facto empieza a emitir una serie de proclamas propagandísticas que convierten a la ciencia tal y como la conocíamos en un dogma religioso cargado de misterio, y absolutamente totalitario enfrentado con aquello que se conocía en tiempos menos oscuros como “debate” y “búsqueda de conocimiento”
En España se agregan algunas particularidades degradantes y se ordena cantar “Resistiré” a las ocho de la noche y aplaudir a los sanitarios por su abnegada labor ajena a la ineficacia de los políticos, aunque parasitada por ellos. Surgen los primeros “policías de balcón” que están atentos a quienes de sus vecinos no sale a aplaudir a los sanitarios (y así identificar a la ultraderecha a tu lado).
Está mal visto socialmente no demostrar un miedo respetuoso y solidario al coronavirus; cualquier chiste , duda o actitud extrañamente despreocupada respecto al tema puede considerarse por lo bajito negacionista y por lo altito ultraderechista. Excepto si el gobierno español apenas decretado el estado de alarma riega con 15 millones de euros a las televisoras privadas y financia series de “humor” sobre el Covid -19
¿No eran una tragedia los muertos, las ucis desbordadas, los miles de parados que el confinamiento generaría, la brutal caída de la economía española?
Pues sí y pues no, así el doble lenguaje se instaló en varios planos.
Se prohíbe la práctica de ejercicio, los paseos por la playa y hasta en los pueblos más recónditos y rurales alguien tuvo que justificar a donde se desplazaba alguien rompiendo el confinamiento y mostrando una actitud insolidaria con sus semejantes.
Se prohíbe visitar a amigos y parientes porque podríamos ser un arma biológica inconsciente de su criminalidad y cargarnos a nuestros seres queridos. Por eso no los podemos visitar en la residencias en donde hay gente que dice que están atrapados en las peores condiciones.
Tampoco podemos acudir a su funeral si mueren y debemos conformarnos con la información de que tenían coronavirus y fueron incinerado y sin autopsia para evitar más contagios y el colapso de las morgues. “Ya que el virus no se sabe cómo se trasmite”. Pensar demasiado en ese asunto es alimentar teorías conspiranoicas relacionadas con el gerontocidio y el maltusianismo de las élites.
Durante el 2020 cuando la gente tenía que cerrar su local debido a la pandemia y miles de personas se quedaron sin trabajo, Bill Gates se metía, así, sin hacer nada, por pura buena suerte 18.916.666 dólares mensuales a través de Biontech
Revisemos el tratamiento: se prohíbe respirar aire puro , se prohíbe el ejercicio, se prohíbe el contacto social, se prohíbe el trabajo, de prohíbe el movimiento.
No a la población en situación de riesgo que eran los ancianos con patologías previas sino que se impone a toda la población un régimen basado en el estrés, la falta de oxígeno y la falta de sol.
Aquí empieza a ocurrir el “primer milagro de la ciencia” en 2020 :
Para evitar que te enfermes se te recomienda justo lo contrario de lo que han recomendado todos los médicos de la historia desde Hipócrates, Galeno hasta los médicos chinos, alternativos y los más radicales. Es decir, respirar aire fresco, coger el sol, evitar el estrés, comer bien y hacer deporte.
De pronto, en 2020, según los “expertos” tu sistema inmunológico no se alimenta de aire fresco ni produce vitamina D al contacto con el sol ni se desestresa cuando haces el amor o te ríes con unos amigos.
Según cientos de artículos periodísticos es hasta bueno para mejorar tu resistencia aeróbica hacer deporte con mascarilla, así que por si acaso, aunque estés corriendo en una pradera desolada ponte tu mascarilla no vaya a ser que el virus se trasmita por el aire a distancias inconmensurables.
De pronto, en 2020, según los “expertos” tu sistema inmunológico no se alimenta de aire fresco ni produce vitamina D al contacto con el sol ni se desestresa cuando haces el amor o te ríes con unos amigos.
También descubre la ciencia milagrosa de 2020 que estar en casa sin poder trabajar y alimentar a tu familia y sin saber si conservarás tu trabajo es una manera infalible de proteger tu salud y evitarte situaciones de estrés.
Te cuentan que en el 2020, cuando se clonan células madre y se diseñan sofisticadas armas de guerra bacteriológica la única manera fiable de detener un virus e impedir que atente contra la vida de las personas, es impidiendo que estas personas vivan, es decir, reduciendo su vida a un arresto domiciliario solamente suspendido para lo esencial y limitado a una zona cerca de su residencia.
Otro «milagro» de la ciencia en 2020 es que ya los médicos no necesitan verte y te pueden diagnosticar y tratar vía telefónica.
El año 2020 la ciencia se democratizó tanto, tanto, que la opinión de médicos y genetistas, biólogos y todo tipo de científicos fue considerada “conspiranoica» y se elevó a rango de expertos científicos a empresarios informáticos como Bill Gates o políticos comunistas como Tedros.
En 2020 no se logra aislar el virus ni se logra determinar su origen, pero se pueden determinar claramente sus simpatías ideológicas.
El 2 de marzo, es decir 6 días antes de la marcha del 8 M El Centro Europeo para el Control y prevención de enfermedades hizo hincapié en que “dentro de las «medidas de distanciamiento social individual» que debían «promover» los estados miembros de la UE, una de las principales era la de «evitar» acudir a «actos multitudinarios”Insólitamente y rompiendo cualquier paradigma de esta “ciencia” que se instaló en la sociedad española a raíz de la crisis del coronavirus y que lo presuponía feminista de pro, este bicho aéreo, que se trasmite por según se aerosoles y que adora las aglomeraciones resultó sorprendentemente machista y contagió a la mayoría de las políticas que insistieron en que se les iba la vida en la asistencia a la marcha del 8 M.
Tan solo 5 días después de la manifestación del 8 M la ciudad de Madrid cuadruplicó el número de hospitalizados. Sin embargo y en uno de esos giros incomprensibles de la ciencia 2+2 son 5 en el que nos fue introduciendo el gobierno, la manifestación nunca tuvo nada que ver con la crisis sanitaria que se instaló en el país a partir de entonces y todo se debió, según se encargaron de repetirnos las televisoras tan generosamente abonadas con dinero público, a que “no podía saberse” de ninguna manera que esto pasaría.
Cuando la gente estaba aislada y desconcertada por el encierro masivo de la población y los toques de queda que dejaron las ciudades desoladas, empezó el bombardeo mediático destinado a aturdir y confundir a quienes quisieran encontrar un sentido a la repentina y feroz desaparición de su libertad, su derecho a la reunión o al movimiento.
No se sabía cuál era el origen del virus pero se empezaron a crear dogmas de fe alrededor de esta “ciencia” representada por los políticos y las medidas degradantes y absurdas que tomaron en contra de la población.
Primer dogma de Fe : El virus no fue creado en un laboratorio en Wuhan ni tiene nada que ver con los experimentos que se realizan en los laboratorios que quedan en esa misma provincia y que casualmente trabajan también con cepas de coronavirus. Luc Montagnier, premio nobel por haber “aislado” el HiV ( o sea un tipo bien metido en el ajo farmacéutico y mundialista) declaró que:
“llegamos a la conclusión de que hubo manipulación en torno a este virus. A una parte, no a todo el coronavirus del murciélago, alguien agregó secuencias, en particular del VIH, el virus del SIDA. No es natural. Es el trabajo de profesionales, de biólogos moleculares. Un trabajo muy meticuloso ”.
Inmediatamente empezaron los medios su sistemática labor de negacionismo conductual: Las agencias de cheking ( es decir, el nuevo ministerio de la verdad global) procedieron a “informarnos” insistentemente que creer en las afirmaciones de Luc Montagnier solamente porque fuera médico, premio Nobel y especialista en virología y además llevara años trabajando precisamente en China, era caer en lo que se conoce como “falacia de autoridad”
Nos los enseñaron en artículos y nos los enseñaron en Pictoline, como nos enseñaron también en repetidas ocasiones la “paradoja de la tolerancia” para irnos preparando a ser intolerantes con esos negacionistas que tenían claras tendencias nazis o ultraderechistas.
No hablemos de la legalización de la eutanasia en España, precisamente ahora, como si quisieran darle marco legal a la masacre que se está cometiendo en los geriátricos, que acumulan miles de denuncias por abandono, mala praxis y homicidio imprudente.
Luc Montagnier no era científico en este caso ya que según los “expertos” citados por estos medios y publicados en revistas tan prestigiosas como The Lancet o Cientificsuputamadrerewie, Montagnier se basaba en “teorías conspiranoicas” y había
perdido toda credibilidad por sus coqueteos previos con la homeopatía y sus guiños al antivacunismo.
Así ocurrió con cada médico, especialista o investigador al que no lograran censurar completamente a través de un descarado blackout en Facebook y YouTube que desde el inicio de la crisis Covid, aparte de volverse más ricos todavía, habían decidido hacer frente común contra la “desinformación” y las “teorías conspiratorias” que “intoxicaban” la “verdad verdadera” sobre el Covid 19.
Nos enseñaron también en repetidas ocasiones la “paradoja de la tolerancia” para irnos preparando a ser intolerantes con esos negacionistas que tenían claras tendencias nazis o ultraderechistas.
La evolución científica fue tal que olvidamos conceptos como guerra bacteriológica, guerra biológica y a la gente le parece inconcebible que el virus fuera creado en un laboratorio que casualmente quedaba cerca del mercado de donde salió el virus.
Se decidió que lo mejor para la ciencia era convertir esa hipótesis en un dogma: el virus nunca salió de un laboratorio y quien afirme eso es un negacionista, un loco o un médico chino desaparecido ( y yo creo que soñar que uno es una médico chino secuestrada por el gobierno chino debe ser una pesadilla bien fea),
Si eso no fue un avance en la difusión del conocimiento científico que baje Dios y lo vea.
Las palabras “negacionistas” “ultraderechistas” “conspiranoicos” y “terraplanistas” se pusieron de moda para ridiculizar y desprestigiar cualquier narrativa que cuestionara las totalitarias y abusivas medidas que procedieron a implementar los gobiernos del mundo.
Miguel Bosé salió con maquillaje muy dramático a decirnos de manera desesperada y claramente producto de algún mal viaje que lo del Covid era una conspiración de las élites y un engaño de los gobiernos.
¿Pero qué sabrá Miguel Bosé de cómo se manejan los medios de comunicación? ¿Que sabrá de Bill Gates y de las élites mundiales un paleto como él que nunca ha salido de Huelva? ¿Ahh? ¿No? ¿Que Miguel Bosé conoce gente y que no había demostrado estar loco hasta ahora?
No importa, con Miguel Bosé no hace falta el tema de la falacia de autoridad, ha sido un “amante bandido” y eso le resta seriedad para hablar de temas científicos. ¿Dónde vas Miguel Bosé al lado de Salvador Illa, por ejemplo?
Jorge Javier un excelso representante del “hombre nuevo” de la TV se mostró muy “decepcionado” y le pareció que la actitud de Miguel Bosé era “cutre”.
Si no te sientes cómodo con lo que te dicen, te parecerás a Miguel Bosé, así que mejor que no cuestiones ninguna de las medidas, ni la rapidez con la que se empezó a desarrollar una vacuna y mucho menos te pongas a dudar de las buenas intenciones y de la filantropía de Billl Gates.
Y como vemos así, más o menos, se desarrolló el debate “científico” en España: “Yo creo en la ciencia” “nos guiamos por los expertos” “ confiemos en la ciencia” repetían los medios y, de pronto, nos vemos imbuidos en la nueva “ciencia”, la ciencia del 2+ 2 son 5, llena de numerosos milagros de los que podemos extraer las más fantasiosas y rebuscadas conclusiones:
El Covid 19 es un virus claramente antifascista. Se pueden besar botas de negros para limpiar la culpa blanca por la esclavitud o asistir al velorio de Maradona y celebrar el aborto multitudinariamente, todo esto no es riesgoso siempre que no se tenga una actitud negacionista. Pero es de «irresponsables» hacer botellones o bailar a cielo descubierto.
Un avance notable de la ciencia en 2020 fue la generación insólita de hologramas de médicos y sanitarios haciendo coreografías en Tik-Tok mientras paralelamente se negaban a atender a la gente por el «colapso hospitalario» y salían muy aterrados en numerosos videos en las redes pidiéndole a la gente “responsabilidad” y que no se les ocurriera estarse yendo a bañar a la playa por ahí o hacer alguna locura, que la cosa era seria, que no fueran negacionistas.
La propaganda negra también avanzó muchísimo logrando vendernos el buen hacer y hasta la gallardía de un personaje como Simón, que si nos atenemos a la versión oficial, llevaría una de las peores gestiones del mundo y la mayor cantidad de muertos por cien mil habitantes del mundo, y aún así logra hechizar al público de izquierdas, que le rie sus gracias y hasta lo compara con el Ché Guevara (pero no por genocida, sino por chupiguay) y hasta se hacen camisetas en su honor.
Esto sin duda constituye un consuelo para los familiares de los supuestos 30, 40, 60 o 70 mil muertos de coronavirus (no se sabe bien, nunca se ha sabido y nunca se sabrá porque las cifras españolas bailan flamenco) y por eso, este nefasto gestor de supuestas epidemias, posa sonriente en una moto cual James Dean, catapultado a héroe nacional y quasi mito.
El Covid 19 es un virus claramente antifascista. Se pueden besar botas de negros para limpiar la culpa blanca por la esclavitud o asistir al velorio de Maradona y celebrar el aborto multitudinariamente, todo esto no es riesgoso siempre que no se tenga una actitud negacionista, pero es de «irresponsables» hacer botellones o bailar a cielo descubierto.
Un avance innegable de la ciencia este año fue que hicieron una vacuna que no es vacuna sino medicina genética y no necesitaron ni aislar el virus ni hacer pruebas de años sino que, por primera vez, los laboratorios pueden usar abierta y descaradamente a la población civil como conejillos de indias y encima les pagan por ello (en tiempos no muy lejanos tenían que pagarle a los sujetos en los que necesitaban experimentar o irse a una aldea perdida en el tercer mundo, ahora lo anuncian en vivo y directo por televisión cobrando por ello y liberados de toda responsabilidad por las consecuencias)
Esto es claramente un avance en la ciencia económica de las élites u después de que los trabajadores le pagáramos el rescate a la banca hasta ahora (ellos creen y se van a volver creyón) les vamos a dar hasta nuestra salud, para que las grandes farmacéuticas hagan experimentos al mismo tiempo que incrementan sus beneficios. (Si soy honesta con la redacción tengo inevitablemente que soltar un ¡Hijos de la gran puta! justo aquí. N de la A).
Otro milagro de la “ciencia” fue convencer a la gente que la alteración de su ADN por una vacuna (que ahora se llama así) en realidad “no altera el ADN sino el ARN que no es lo mismo”. La ciencia avanzó tanto este año que un virus que salió de China, concretamente de Wuhan, en donde existen laboratorios en donde hace rato SE SABE Y ES PÚBLICO Y NOTORIO que se modifican estos virus, resulta que en realidad no escapó de allí sino que “dicen” que escapó de un mercado. (¡Y yo me lo creo hijo de puta!, yo me lo creo porque veo demasiada televisión).
Tanto evolucionó la ciencia en 2020 que lograron ponerle horarios y lugares concretos a un virus para su aparición y peligrosidad (se sabe que es más activo en visitas familiares superiores a seis personas pero se vuelve inofensivo en vagones atestados de metro). También la ciencia logró descifrar la altura a la que ataca obligando a los viandantes a utilizarlo cuando caminan por la calle, pero desapareciendo cuando este mismo viandante se sienta en una terraza sin mascarilla.
La ciencia de la ingeniería social rompió hitos en el mundo entero logrando que en el 90% de los países los gobiernos negaran inicialmente la peligrosidad del virus para luego decretar al unísono medidas tan arcaicas y represivas como el confinamiento de la población sana.
Otro milagro de la ingeniería social fue generar una situación que favoreció tanto a dictadores «evidentes» como Maduro como a «socialdemócratas» con afanes totalitarios como Fernández en Argentina, socialistas como López Obrador o Sánchez, a derechistas «extremos» como Orban, o a «centristas» como Merkel y caudillos como Putin, quienes se vieron libres e iguales de cometer sobre sus respectivas poblaciones abusos totalitarios copiados de la dictadura china.
Otro milagro de la ciencia fue sin duda la capacidad profética de Bill Gates quien hizo un simulacro igualito al Covid-19 tres meses antes del estallido de la pandemia logrando describir al detalle y con videos y todo, el origen y la evolución de la crisis, así como las medidas que habría que adoptar de «distanciamiento social» «control de la desinformación» y nadie se muestra impresionado por ello lo cual es sorprendente y es otro milagro “científico” ya que en épocas menos impasibles este genio de la predicción y de la ganancia en tiempos de crisis hubiese sido proclamado el nuevo Nostradamus o cuando menos el nuevo Rasputin.
Es un milagro de la ciencia económica el que le ocurre al doble de Damián que, mientras más dinero dona a la OMS o a las causas sociales y más personas lo pierden todo en una crisis, más duplica su patrimonio personal.
Todo a punta de buen rollito y una suerte maravillosa que hizo que por ejemplo, las acciones que le regaló Biontech en septiembre de 2019 por valor de 42 millones de dólares, al finalizar el año 2020 hayan aumentado hasta la cifra de 269 millones. Se dice rápido, pero Billy, por ser tan buena gente, donó ( es decir le regaló, le dio sin esperar nada a cambio) 50 millones a Biontech a través de su fundación. Entonces en una de sus acciones filantrópicas habituales le donó al señor de Biontech, un turco alemán millonario y muy afable esa humilde cantidad de 50 millones que para Bill es calderilla. Porque Bill no compra, no vende, no trafica, Bill dona, otorga, recibe y suministra.
En retribución y agradecimiento propio de un libro de Paulo Coelho o algo así, el señor de Biontech le regaló a Bill, como para agradecerle el gesto de los 50 millones, un paquete de acciones de su humilde empresa por valor de 42 milloncitos de dólares. Unas accioncillas de nada como para que Bill no se fuera con las manos vacías. Pues para que la gente conspiranoica sepa cómo es la suerte de Bill Gates, que si no hubiese sido por un giro del destino tan impredecible como la crisis del coronavirus (no para Bill que lo vio venir con pelos y señas en el event 201), este “filántropo” ha ganado 227 millones de dólares solamente porque Biontech es la socia de Pfizer en el lanzamiento mundial de la vacuna salvadora de la humanidad.
Es decir, que durante el 2020 cuando la gente tenía que cerrar su local debido a la pandemia y miles de personas se quedaron sin trabajo, Bill Gates se metía, así, sin hacer nada, por pura buena suerte 18.916.666 dólares mensuales. Solamenente por Biontech, no hablemos de sus negocios con Pfizer, Gavi, la OMS o Microsoft mismo.
Yo creo que esta es la prueba más notoria para las personas envidiosas y mal pensadas de que Bill Gates es medio mago, medio adivino y está bendecido por una mano superior lo que lo ha convertido en la autoridad mundial sobre el coronavirus. Bill ha descubierto «el secreto» de los panes y los peces, para que lo que dones se te multiplique por diez.
Durante el 2020 cuando la gente tenía que cerrar su local debido a la pandemia y miles de personas se quedaron sin trabajo, Bill Gates se metía, así, sin hacer nada, por pura buena suerte 18.916.666 dólares mensuales a través de Biontech
La ciencia fue tan arrecha este año que ni autopsias necesitaron hacer para conocer la patología del virus y hasta las prohibieron en la mayoría de los países limitándose los «expertos»a confiar en las elucubraciones de Bill Gates y la OMS. Un milagro innegable de la ciencia fue sin duda el descubrimiento de la peligrosidad del virus en parques, playas y espacios abiertos que se cerraron para evitar el contagio y proteger nuestra salud mientras permitían que los estancos permanecieran abiertos y también las ventas de alcohol, porque este virus se ensaña más con los deportistas y el aire puro mientras resulta inocuo en los vagones de metro o en los estancos. Una de las mayores paradojas científicas del 2020 ha sido que en muchos países para proteger la salud de las personas han matado y desaparecido personas por salir a la calle, como en Argentina en donde volvieron a épocas de los desaparecidos de la dictadura pero esta vez con la intención de evitar el contagio.
Si no es un hito que te maten de hambre para protegerte la salud, yo no se lo que es.
Pero no solamente la ciencia biológica avanzó, la ciencia lingüística también y ha logrado importantes descubrimientos heredados de la revolución bolivariana que consisten en construir frases incoherentes para convencernos de realidades (incoherentes también) como “enfermo asintomático” heredados de los estudios previos de ese pope de la neociencia conocido como Nicolás Maduro que en Venezuela creó ministerios como el de “minería ecológica” o “felicidad suprema”.
Un avance que no debemos desdeñar es que se creó en tiempo record una vacuna que no es vacuna, que no inmuniza, que no evita el contagio de unos a otros y que ha dejado tieso a más de uno y, aún así, la gente se la quiere poner y no hablemos de la legalización de la eutanasia en España, precisamente ahora, como si quisieran darle marco legal a las denuncias sobre numerosas irregularidades en los geriátricos.
Ya pesar de que la economía española sufrió una de las peores caídas económicas y le espera una crisis que dicen que será peor que la de la Guerra Civil, Sánchez no solamente celebró el «rescate» que endeudará España por varias generaciones, sino que se subió el sueldo a él y a la cantidad exagerada de ministros y ministerios de su gobierno. Si esto no es ciencia económica en acción es que yo soy facha.
Sin duda el mayor milagro de la propaganda negra a la que nos sometieron los medios fue 2020 fue convencer a la gente de que par proteger su salud debían atentar contra la misma cultivando el estrés, el miedo, el sedentarismo y la falta de sol y oxígeno y para salvar su vida debían renunciar a la misma, que implicaba la posibilidad de ver a sus seres queridos, compartir con ellos, ser besados o abrazados o tener libertad de movimientos.
En 2021 esta “ciencia” insiste en convencernos de que no prestarnos a la farsa del Covid 19, dudar sobre el uso de las mascarillas, sobre el confinamiento, preguntarnos qué ha pasado con nuestras libertades y hasta dónde pretenden llegar con la plandemia es una actitud delirante y conspiranoica, negacionista y anticientífica.
Ustedes solamente recuerden el método científico para Dummies con su premisa infalible: Dos palitos más dos palitos siempre son cuatro palitos, y si esto no es suficiente habrá que recordar a Orwell : La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sí solo (1984)
M.G