La OMS “no recomienda el uso de mascarillas en la población sana asintomática” pero periodistas, médicos y políticos no leen absolutamente nada…

Como ya todos deberíamos saber, el SARS-COV-2 no supera las 0,14 micras, mientras que las mascarillas higiénicas de uso común tienen una distancia entre fibras de 2 micras. Un virus aislado traspasaría airoso la barrera y llegaría hasta nuestras mucosas lleváramos, o no, el bozal puesto.

Es cierto que, cualquier elemento que pongamos delante de nuestras narices, sirve como barrera para impedir que las babas de personas contagiadas y llenas de carga vírica entren en contacto con nuestras mucosas, aunque los estornudos más bárbaros tampoco suelen superar los dos metros de distancia.

Recordemos que los virus no vuelan y que cuando salen expulsados necesitan una superficie grasa para adherirse y de ahí pasar a la entrada por vías mucosas para instalarse en nuestro cuerpo y comenzar a replicar, siempre que nuestro sistema inmunológico lo permita, claro.

El bozal sólo sirve para impedir que te escupan a la cara los infectados o para impedir que nosotros, los infectados, escupamos a los demás.

Cualquier justificación de las desproporcionadas medidas que obligan a la población sana a llevar en espacios públicos tan significativa prenda, está basada en el remoto supuesto anterior.

La innovadora teoría, lanzada a finales de febrero, sobre la transmisión del SARS-COV-2 por aerosoles, o micropartículas en suspensión, se sostiene bajo la premisa de que en ambientes cerrados y particularmente húmedos los aerosoles expulsados al toser o estornudar podrían permanecer en el aire algunos minutos, sin embargo numerosos estudios como el realizado por el Instituto Van der Waals-Zeeman de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) señalan que aún en espacios confinados la transmisión por aerosol no es una ruta eficiente y la probabilidad de infección es “extremadamente baja”. El estudio señala que, según las cifras actuales de reproducción conocidas, “la transmisión por aerosol es altamente improbable ya que el número de virus retenidos en el aerosol es insuficiente y su tiempo de permanencia en el ambiente muy bajo. En cualquier caso, cuando hablemos de micropartículas en suspensión, hablaremos siempre de espacios pequeños, cerrados y con alta concentración de carga vírica (infectados). Sin este contexto previo, la teoría de los aerosoles no se sostiene bajo ninguna evidencia científica. 

Recomendaciones sobre el uso de mascarillas en el contexto de la COVID-19: OMS
Orientaciones provisionales / 5 de junio de 2020 

Ministerio de España. BOE y Texto oficial sobre el uso de mascarillas.
Indefiniciones, ambigüedades y sin evidencias al respecto 

«BOE» núm. 142, de 20 de mayo de 2020

https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2020-5142

Recomendaciones sobre el uso de mascarillas en el contexto del COVID-19 | Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias |  | 10 de Junio de 2020 | Ministerio de España

https://www.mscbs.gob.es/Recomendaciones_mascarillas_ambito_comunitario.pdf

El sumamente improbable contagio por aerosoles 

Documentación oficial OMS. Recomendaciones sobre el uso de mascarillas en el contexto de la COVID-19 Orientaciones provisionales 5 de junio de 2020. Página 2. Bloque3.

(Versión Actual)

En determinadas circunstancias y lugares donde se practican procedimientos generadores de aerosoles (PGA) respiratorios es posible que el virus se transmita por la vía aérea. En la comunidad científica se viene debatiendo si el virus de la COVID-19 podría también propagarse mediante aerosoles aun si estos no son generados por procedimientos médicos. Este es un campo de investigación muy activo. Hasta el momento, los muestreos del aire en entornos asistenciales donde no se practican dichos procedimientos permitieron aislar ARN del virus en algunos estudios (13-15) pero no en otros. (11, 12, 16) No obstante, la presencia de ARN vírico no equivale a la de un virus viable, es decir, capaz de multiplicarse e infectar, y además transmisible y capaz de constituir un inóculo suficiente para iniciar una infección invasora. Asimismo, en unos pocos estudios experimentales realizados en laboratorios de aerobiología se han aislado ARN vírico (17) y virus viables(18); sin embargo, los aerosoles se generaron experimentalmente utilizando nebulizadores a chorro de gran potencia que no reproducen las condiciones normales en que se produce la tos humana. Es necesario llevar a cabo investigaciones de buena calidad, en particular ensayos aleatorizados, en diversas situaciones para colmar muchas de las lagunas de conocimiento relativas a los PGA y la transmisión del virus de la COVID-19 por vía aérea.

https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/332657/WHO-2019-nCov-IPC_Masks-2020.4-spa.pdf

Descargar PDF -OMS: WHO-2019-nCov-IPC_Masks-2020.4-spa

En medio del debate sobre la importancia de la transmisión aérea del SARS-CoV2, investigadores de la Universidad de Ámsterdam han medido con láser y modelizado la dinámica de las gotitas respiratorias más pequeñas cuando son exhaladas. Sus resultados indican que el virus no se propaga muy bien a través de ellas: son demasiado pequeñas como para llevar muchas partículas víricas. 

https://www.agenciasinc.es/Noticias/Un-nuevo-estudio-cuestiona-que-las-microgotas-de-aerosol-sean-portadoras-eficientes-del-coronavirus

Estudio sobre la concentración de SARS-CoV-2 en el aire exterior y la interacción con partículas atmosféricas preexistentes

Premisas y conclusiones del estudio:

• Las concentraciones de SARS-CoV-2 en el aire exterior se estimaron utilizando un modelo de caja.
• Se investigó la probabilidad de interacciones con partículas de aerosol preexistentes.
• La concentración promedio al aire libre fue <1 copia de ARN / m 3 incluso en el peor de los casos.
• La probabilidad de transmisión aérea al aire libre era extremadamente baja.
• El aerosol cargado de virus podría actuar como un sumidero de partículas ultrafinas.

Los resultados indican muy bajo (<1 copia de ARN / m 3) concentraciones promedio al aire libre en áreas públicas, excluidas las zonas concurridas, incluso en el peor de los casos y asumiendo una cantidad de infecciones de hasta el 25% de la población. En promedio, asumiendo un número de infecciones igual al 10% de la población, el tiempo necesario para inspirar un cuanto (es decir, la dosis de núcleos de gotitas en el aire requerida para causar infección en el 63% de las personas susceptibles) sería de 31,5 días en Milán (rango 2,7 a 91 días) y 51,2 días en Bérgamo (intervalo de 4,4 a 149 días). Por lo tanto, la probabilidad de transmisión aérea debido a aerosoles respiratorios es muy baja en condiciones exteriores, incluso si podría ser más relevante para entornos interiores comunitarios, en los que se necesitan más estudios para investigar los riesgos potenciales. En teoría, examinamos si las partículas atmosféricas pueden atrapar el aerosol del virus, a través del impacto inercial, la intercepción,y difusión browniana. La probabilidad era muy baja. Además, la probabilidad de coagulación del aerosol cargado de virus con partículas atmosféricas preexistentes resultó insignificante para la acumulación y las partículas de modo grueso, pero el aerosol cargado de virus podría actuar como sumidero de partículas ultrafinas (alrededor de 0,01 μm de diámetro). Sin embargo, esto no cambiará significativamente el comportamiento dinámico de la partícula del virus o su tiempo de permanencia en la atmósfera.