Matemáticos, médicos y estadísticos alemanes estudian el exceso de mortalidad causado el año pasado por las vacunas, en comparación con los años anteriores. Analizando las estadísticas oficiales han observado una correlación entre el exceso de mortalidad y las de las campañas de vacunación y concluyen que las inyecciones eran las responsables.
El profesor Riessinger asegura que en el año 2020, que él llama “el de la extraña pandemia”, no hubo exceso de mortalidad, según las cifras oficiales (1). El exceso de mortalidad se produjo al año siguiente, lo que representa entre un 1,7 y un 1,8 por cien más que la mortalidad observada entre 2016 y 2020, es decir, entre 17.000 y 18.000 muertes adicionales. La mayoría de estas muertes se producen en personas de entre 35 y 75 años, mientras que la edad media de fallecimiento por el “covid” es superior a los 75 años.
Es sobre todo en el segundo semestre del año pasado cuando se observan variaciones significativas de la mortalidad. Este periodo coincide con el lanzamiento de la campaña de vacunación generalizada. En el segundo semestre del año pasado, el exceso de mortalidad es del 4 por cien para toda la población, y del 7 por cien para el segmento de 35 a 75 años. Para esa cohorte, de las 14.000 muertes en exceso el año pasado, 10.000 se produjeron en el segundo semestre. Esa tendencia no ha hecho más que aumentar desde septiembre de 2021.
La hipótesis del profesor Riessinger es que este exceso de mortalidad se debe a la campaña de vacunación. Si eso es cierto, entonces las estrictas medidas sanitarias alemanas no fueron eficaces.
El 30 de diciembre del año pasado la doctora Sonja Reitz, médico generalista y sicoterapeuta de Hamburgo, publicó una carta abierta dirigida al gobierno en la que les instaba a detener inmediatamente el programa de vacunación (2). De las estadísticas oficiales deducía un exceso de mortalidad cuando menos preocupante, y concluía que hubo un exceso de mortalidad del 28 por cien respecto a 2020 en las dos primeras semanas de diciembre de 2021.
Según la base de datos europea Euromomo, entre 2020 y 2021 se observa un exceso de mortalidad significativo en el grupo de edad de 0 a 64 años, mientras que no hay exceso de mortalidad en el grupo de edad de 65 años o más (3).
La doctora Sonja Reitz señala que en 2021, como las variantes delta y ómicron son significativamente menos peligrosas que la cepa original, el exceso de mortalidad no puede explicarse por su efecto. Las estadísticas oficiales de Destatis indican que en septiembre de 2021 el exceso de mortalidad fue del 10 por cien, en noviembre del 20 por cien y en diciembre del 28 por cien respecto a 2020, es decir, en paralelo a la campaña de refuerzo de la vacuna.
“La gente está muriendo como moscas”, dijo en un acto público en enero de este año. Ni el Instituto Paul Ehrlich ni el Parlamento alemán han ofrecido ninguna explicación alternativa para ese exceso de mortalidad.
Basándose en las tablas oficiales del Instituto Robert Koch, Reitz observa un aumento del 50 por cien de los accidentes cerebrovasculares y los infartos de miocardio graves notificados con respecto a 2020, mientras que la tasa de ataques respiratorios agudos está disminuyendo. Son efectos secundarios graves de los que la prensa empieza a tomar nota.
“Aunque los estudios dejan preguntas abiertas, indican que los lípidos se están acumulando en órganos vitales de forma preocupante. Esto podría explicar efectos secundarios graves como la trombosis del seno cavernoso, la inflamación del músculo cardíaco, la trombosis o la embolia pulmonar”, decía el artículo publicado en Die Welt la semana pasada (4).
Bajo el título “Cuestiones sobre las vacunas de ARNm”, el diario cuestiona la seguridad de las vacunas, la probidad de los fabricantes y la fiabilidad de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Es esencialmente el silencio desarmante de las autoridades sanitarias lo que infunde la duda en todas las mentes:
“Han pasado 14 meses desde la primera vacunación, pero BioNTech y Moderna aún no han recibido la debida autorización, ya que todavía faltan los estudios cruciales. Se trata de un procedimiento poco habitual […] La EMA prorrogó muy discretamente en octubre de 2021 la ‘autorización condicional’ por un año más. Primero para Spikevax, de Moderna, y luego, a principios de noviembre, para Comirnaty, de BioNTech. Los círculos científicos se molestaron, se hicieron preguntas, con sospechas de secretismo, que se convirtieron en abierto asombro […] Quedan por responder preguntas esenciales sobre las propiedades farmacéuticas: ¿se almacenará el producto activo en el cerebro? ¿Hay una acumulación en los riñones? ¿En los ganglios linfáticos? ¿En el corazón?” Los fabricantes aún no han dado ninguna respuesta.
Mientras tanto, Public Health Scotland decidió dejar de publicar el estado de vacunación de los pacientes que murieron o fueron hospitalizados a causa del “covid” porque, según el Glasgow Herald, el gobierno está preocupado “por el mal uso de los datos por parte de los activistas antivacunas” (5). Han optado por “revisar el contenido para publicar datos más sólidos y complejos sobre la eficacia de las vacunas”.
En otras palabras, están buscando la mejor manera de camuflar las muertes y lesiones irreversibles causadas por las vacunas.
(1) https://reitschuster.de/post/uebersterblichkeit-durch-die-impfung/
(2) https://www.francesoir.fr/sites/francesoir/files/offener_brief_uebersterblichkeit.pdf
(3) https://www.euromomo.eu/graphs-and-maps/#excess-mortality
(4) https://www.welt.de/politik/deutschland/plus236965309/Corona-Impfungen-Fragezeichen-beim-mRNA-Impfstoff.html
(5) https://www.glasgowtimes.co.uk/news/19931641.covid-data-will-not-published-concerns-misrepresented-anti-vaxxers/
Este artículo fue publicado originariamente por https://mpr21.info/.Lea el original.