Hijos de Sion

Una investigación documentada sobre el Sionismo, la Masonería y el Nuevo Orden Mundial


Control sionista de las finanzas y la política mundial

Sólo el 0,021% de la población mundial es judía sin embargo, pequeño porcentaje de población, se ha hecho con el control mundial del capital (banca y finanzas), el cine, los medios de comunicación, la industria farmacéutica y la mayoría de los sectores estratégicos en el planeta.

El máximo exponente del control sionista actualmente se vería representado en corporaciones como BlackRock y Vanguard que, junto al inconmensurable capital de la fortuna Rothschild, se habría posicionado ya como la potencia mundial, superando el PIB de países como China o EEUU. (7.400.000.000.000 $ BlackRock  / 3.000 000 000 000 $ Rothschild)

Estas corporaciones metacapitalistas y transnacionales están dirigidas y controladas por ese pequeño porcentaje de población mundial de origen sionista e influyen en las decisiones estratégicas de todos los gobiernos del planeta. De hecho, los gobiernos del planeta, endeudados y anclados al capital son totalmente dependientes de estas grandes fortunas que manejan las finanzas y los mass media e influyen en la cultura y en los debates de opinión de cada país.

Desde una visión estadística y estratégica, la comunidad judía internacional, estaría controlando entre el 80% y el 90% de las producciones cinematográficas, medios de comunicación y grandes agencias periodísticas, broadcasting, redes sociales y contenidos multimedia, alimentación, empresas farmacéuticas, refinerías, etc.

El alcance es prácticamente imposible de calcular puesto que los capitales se mueven desde sociedades que son propiedad de otras metasociedades opacas como Vanguard, cuyos capitales serían superiores al PIB de las potencias mundiales.

Control Sionista de las finanzas y la política mundial.


Goyim, no humanos

El Talmud, el libro más sagrado del judaísmo, define específicamente a todos los que no son judíos como animales no humanos, y específicamente deshumaniza a los gentiles como no descendientes de Adán. Son innumerables los pasajes del Talmud que se relacionan con este tema.

En numerosas manifestaciones públicas y privadas podemos escuchar a rabinos y ortodoxos calificar a todos los no judíos como ganado. Este tipo de manifestaciones lejos de ser condenadas, están ampliamente normalizadas entre esta comunidad que considera inferiores y esclavos a todos los no descendientes de Abraham.

Goyim (No humanos)


Berlín, años 30: Judeización y decadencia

El lobby financiero dirigido por hebreos, durante la República de Weimar, adquirió la propiedad de fábricas, ferrocarriles y hoteles, prensa, teatros y cinematógrafos. No más de 500 mil judíos se hicieron con el control total de Alemania, dejando a 66 millones de alemanes bajo un régimen de explotación.

La minoría de alemanes que conseguían ser propietarios, estaban supeditados a la banca sionista del país, que a través de la usura mantenía el control financiero y la riqueza en sus manos.

La judeización de Alemania fue narrada hasta por diarios hebreos como Jeuddisches Echo (diario judío de Munich ) que en noviembre de 1918 publicó: “Hay un exceso de judíos en el gobierno”.  El ministro de guerra y judío austríaco F. Deutsch, también escribiría en el diario “Kampf“: “Ahora estamos nosotros los hebreos arriba, ahora somos nosotros los que mandamos, nuestros sueños más fervientes se han realizado”. 

En esa tesitura, con un pueblo a la deriva y bajo el control de una élite financiera claramente dominanteque suministraba una cultura basada en valores corruptos (pornografía, drogas, desarraigo y decadencia), nació el Nacional-socialismo, un movimiento político-filosófico apoyado por la gran mayoría del pueblo alemán.

Poco después de la llegada al poder de Adolf Hitler, el 24 de marzo de 1933,  Daily Express” publicaría los siguientes titulares: “Mundo judaico declara guerra a Alemania”. “Judíos de todo el mundo unidos” “Boicot de bienes Alemanes”. Es decir, el sionismo internacional había declarado la guerra a Alemania 5 años antes de que comenzara la 2ª G.M.

Berlín años 30


Del “Holocausto” al “Holocuento”

De ser cierta la cifra del holocausto (exterminio de 6 millones de judíos), absolutamente todos los judíos muertos durante la segunda guerra mundial hubieran perecido “gaseados en los campos de concentración”. Es decir, ningún judío hubiera fallecido de fiebre tifoidea, ni por los bombardeos aliados, ni por causas naturales y, en ese periodo, no hubiera nacido ningún judío en ninguna parte del mundo (recordemos que aproximadamente la mitad de la comunidad judía vivía entre EEUU y Gran Bretaña) y, aún así, nos faltarían miles de judíos para llegar a los 6 millones que supuestamente fallecieron en el holocausto.

A partir de 1989, es decir – 44 años después de la liberación de Auschwitz- se inició una disputa internacional sobre el número real de víctimas que habían muerto en los campos de concentración. A raíz de esta disputa, se formó una comisión de investigación para encontrar un número más aceptable de víctimas. Cuando esta comisión publicó sus resultados en el verano de 1990, fue ampliamente distribuido por los medios internacionales.  Se instalaron nuevas placas conmemorativas en Auschwitz en 1995, alegando un recuento de víctimas “final” de 1,5 millones. Los propios gestores de Auschwitz finalmente admitían que la cifra de los seis millones fue un engaño sostenido por décadas, dando parte de razón al revisionismo histórico.  “Parte de razón” porque este veredicto “final” no puso fin a la controversia sobre el número real de muertos en Auschwitz. En 1993 y 1994,el farmacéutico francésJean-Claude Pressacredujo esta cifra a 700.000 y así sucesivamente han ido menguando los muertos, obviando la consideración de que muchos de estos muertos perecieron de fiebre tifoidea en los mismos hospitales habilitados en los campos de concentración .

David Cole, es un judío ateo estadounidense que adquirió gran notoriedad en 1992 por su colaboración dentro del revisionismo del Holocausto. Por aquel entonces visitó el campo de concentración de Auschwitz y realizó un vídeo documental. En éste, el encargado del Museo de Auschwitz Franciszek Piper, admite que la cámara de gas que se presentaba al público como evidencia del Holocausto, fue construida después de la guerra por los soviéticos, hecho que a partir de entonces se acepta públicamente.  

Tras su investigación y descubrimiento, David Cole fue acosado por la Liga de Defensa Judía, una organización clasificada como terrorista por el FBI y que no podía tolerar la existencia de un judío revisionista. Fue agredido físicamente y recibió amenazas de muerte anónimas en forma constante, dirigidas contra él y su familia.

El Informe Rudolf termina por confirmar los hallazgos que anteriormente había realizado Leuchter sobre las supuestas cámaras gas de Polonia (duchas),  donde no se habría encontrado Zyclon B para demostrar que efectivamente se usara en esas estancias. No así en las lavanderías, donde la cantidad de Zyclon B encontrado en las paredes determinaría que su uso fue, definitivamente, como desinfectante contra el tifus.

Las enormes contradicciones entre los primeros informadores sobre la realidad de los campos de concentración alemanes, donde las propias fotografías de los presos y las instalaciones nos mostrarían un campo de trabajo que ofrecería un trato excepcionalmente digno para sus presos (hospitales, guarderías, canchas de fútbol, piscinas…), impactan con el relato oficial de unos sanguinarios campos de exterminio.

El relato oficial de los campos de exterminio está escrito por una única persona, el judío Rudolf Vrba  que, unos meses después de ser liberado de Auschwitz, Birkenau (campo anejo a Auschwitz) relataría a “War Refugee Board” las atrocidades de los campos de exterminio alemanes. En noviembre de 1944, este testimonio aislado,  pasaría a la historia como la verdad oficial del Holocausto, gracias al sello de Henry Morgenthau Jr, secretario del tesoro, que iba a hacerse célebre por el Plan Morgenthau, un plan concebido para el aniquilamiento físico, después de la guerra, de millones de alemanes.

Según las tesis revisionistas, no solamente no ha existido ni una orden, ni un plan, ni el menor indicio de una instrucción o de un presupuesto para esta vasta empresa que habría sido el exterminio sistemático de los judíos; no solamente no existe ni un informe de autopsia que establezca la muerte de un detenido por un gas venenoso, ni un peritaje oficial del arma del crimen, sino que tampoco existe ningún testigo de las cámaras de gas a pesar de lo que algunos autores de best-sellers querrían hacernos creer. 

Del “holocausto” al “holocuento”

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