Nos aventuramos a decir que próximamente* se va a publicar otro análisis de las vacunas, nuevamente confirmando la presencia de grafeno. Esperamos ese nuevo informe, recordando que la contaminación con micropartículas de todo tipo en las vacunas es algo común, de hecho la mayor parte de las vacunas llevan un alto contenido en sales de aluminio como coadyuvantes, siendo el aluminio un elemento bastante más tóxico que el grafeno, que no es más que carbono, un material que el cuerpo sintetiza e inocuo en bajas proporciones, sin propiedades magnéticas.
Sobre el grafeno podemos añadir que es extremadamente resistente en estado sólido y un excelente conductor, perfecto para circuitos integrados y espintrónica pero por si solo no puede realizar ninguna función.
En medicina, el óxido de grafeno se ha utilizado para potenciar la acción de fármacos anticancerígenos. Un par de estudios recientes han hablado del grafeno como un nuevo posible coadyuvante en vacunas esnifables pero de momento no han sido comercializadas.
El problema que detectamos ante esta avalancha de análisis centrados en encontrar – como fuere- la presencia de grafeno en las vacunas, es que para hacer un análisis riguroso y fiable no sólo se necesitan varios viales, también tecnología capaz de detectar material a nivel nanométrico que solo está disponible en laboratorios muy avanzados. De hecho la universidad de Almería no dispone de tecnología suficiente, por eso no es concluyente y, tal y como el propio informe indica, no se puede descartar -ni confirmar- la presencia de grafeno:
Lo único que se confirma es la presencia de ARN mensajero, un detalle sin importancia al parecer… Sobre todo porque hay un dictamen sobre patentes de propiedad en seres vivos modificados genéticamente.
Resulta interesante mantener esta cortina de humo particularmente ahora, cuando el cribado genético de neonatos se perfila como el nuevo carnet de identidad; y el lavado de cerebro catódico ha preparado a la sociedad para aceptar gustosamente el microchip intradérmico en breve espacio de tiempo.
Considerando la inocuidad del carbono y el nulo magnetismo del grafeno, así como la posible contaminación de las vacunas con cualquier elemento de la tabla periódica nos preguntamos: ¿Y qué ocurre si la vacuna lleva alguna nanopartícula de algún derivado del carbono? ¿Qué avance supone? ¿Vamos a hablar de control mental? ¿Vamos a volver a hablar de magnetismo ante un material diamagnético que podemos extraer de la punta de un lápiz?
Por último, quisiera compartir una imagen de solución acuosa de óxido de grafeno, para que consideréis vosotros mismos si sería posible una vacuna transparente compuesta por este material:
http://graphenemex.com/wp-content/uploads/2014/11/Data-Sheet-GO.png
Desde aquí, alentamos a la sublevación contra esta dictadura global, partiendo de las bases de la ley natural, exigiendo nuestros derechos fundamentales como seres humanos, sin olvidar que nuestro sentido común es la única guía fiable que podemos encontrar.