Cuestionar, cuestionar y nunca parar de cuestionar

Yo soy realista así que me parece irónico cuando me etiquetan con esa expresión tan pasada de moda ya: conspiranoica a o creyente de ‘teorias conspiratorias’. ¿Acaso no saben que fue la misma CIA la que acuño el término para utilizarlo como arma en contra de los libre pensadores que cuestionaban la narrativa oficial sobre el asesinato de JFK?

Cuestionar todo es un derecho del libre pensamiento, fundamental para los que poseen un-EQ un poco más elevado, cuya intuición les advierte de que algo falla con la narrativa oficial que nos alimenta a diario, cuando observan datos que no cuadran. De pequeña, una de mis primeras palabras fue ¿Por qué?.  Entretenía a mi familia con incesantes preguntas sobre el mundo y una curiosidad sin límites. Ojalá los adultos no hubieran perdido esa curiosidad por cuestionar todo…

Pero mi gran despertar personal comenzó hace 26 anos cuando sufrí una depresión terrible post-parto y me recetaron Prozac, la entonces pastilla mágica. No dudo de los beneficios de este fármaco para determinadas personas, pero en mi caso fue muy destructivo. Tomando Prozac toqué definitivamente fondo, mi salud mental empeoró hasta extremos muy peligrosos hasta que abandoné el medicamento. Entonces, comencé a investigar sobre sus efectos secundarios y las experiencias de otras personas consumidoras de Prozac, a tal punto que llegué a entrevistar a un empleado de Eli Lily (los fabricantes de Prozac) para un trabajo de Universidad. Me uní con una ONG que luchaba por los afectados de los antidepresivos, víctimas y familiares:  Una gran ola de suicidios y comportamientos de violencia extrema ocurrieron después de distribuirse el medicamento, llegando a confirmarse varios brotes psicóticos con resultado de homicidio bajo el efecto de la medicación. Descubrí así el gran poder de los farmacéuticos globales y algunas historias alarmantes de los valientes desafortunados que habían intentado enfrentarse con ellos; ‘suicidios repentinos’ y ‘desapariciones en extrañas circunstancias’… Así comencé mi búsqueda de la verdad y no hubo marcha atrás.

Volvemos al presente: estamos en Guerra. Llámalo como quieras: tercera guerra mundial, guerra secreta de las élites,  guerra de información, guerra espiritual. Cada uno tenemos nuestra propia opinión y experiencia personal con la situación actual y hasta donde nos va a llevar:

Volví a investigar a fondo en Febrero del 2020. Estuvimos visitando a unos familiares en el UAE cuando los rumores de la supuesta pandemia nos llegaron en serio. Me crucé con una variedad de residentes de la zona, de Iran, Kuwait, Líbano… y,  de nuevo, en vez de escuchar los medios de comunicación y la narrativa oficial, hice preguntas directas a todos, fueran las que fueran sus opiniones o experiencias personales. Noticias que todavía no habían llegado a Europa por las vías oficiales: Cierres de fronteras en secreto, confinamientos, restricciones… Mientras todavía nadie conocía a ningún afectado por el tan “terrible” virus. Intuí entonces que el gran comienzo de la nueva normalidad iba a ser enorme, una ola que nos venía encima, un tsunami que nos cambiaria la vida para siempre.

Mis amigos, familiares y conocidos en Europa me etiquetaban de ‘exagerada’ y alarmista’ pero un mes después, España entró en uno de los peores y más duros confinamientos del mundo después de Italia y Wuhan… Quizá la gente del Oriente Medio está más abierta a la posibilidad de que sus gobiernos no están ahí para protegerles, entienden que simplemente son ‘peones en una partida’ más allá de lo que podríamos imaginar.

Pero ahora, más que nunca, pido prudencia y cautela. Es tiempo de escuchar a la intuición o, mejor dicho, volver a conectar con la intuición. El ruido constante que nos rodea se incrementa a diario, esto es un ataque Psyops, un término militar para el ataque psicológico.

Quizás tú, tanto como yo, te despiertas a diario deseando que esto fuera una pesadilla, como si el próximo día al despertar fueras a encontrarte en otro mundo nuevo y más sencillo. Desengañémonos porque esto no va a suceder: La vida que llevábamos antes era insostenible y algo tenía que cambiar ya!. Pero… ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Cómo será la nueva normalidad?

Mi salvación (como la de muchas otras personas despiertas) es salir a caminar entre la naturaleza y respirar oxígeno sin bozal. Apago el móvil y el ordenador. Desconecto de la avalancha de mensajes en Telegram y el ruido constante, algo sobre lo que también quiero hablar:

Desafortunadamente no he tenido más opción que salir de varios grupos online que en mi opinión, se están convirtiendo en sectas/ cultos sembrados de opiniones extremistas que perjudican gravemente el discurso de la disidencia contra este régimen cada vez más totalitario. He llegado a encontrarme comentarios hablando de que atendiendo al Viejo Testamento, sangre por sangre, asesinar a Bill Gates y su familia sería lícito. ¡¿En serio?!,  ¡¿Hasta ahí hemos llegado? No dudo de la maldad de Bill Gates pero hablar del asesinato de familias enteras nos convertiría en nuestros llamados enemigos y seríamos tan oscuros de corazón como ellos ¡Basta ya!. 

Nadie me tiene que convencer de la gravedad de esta situación y hasta donde puede llegar pero ¿convertirnos en asesinos?. Esta nueva realidad requiere de un cambio de paradigma humano, un cambio de consciencia para ser más empáticos, emocionales y humanos… Y, si optamos por la vía de la violencia, nuestra lucha habrá acabado antes de haber comenzado. Hay maneras y maneras, y nos queda un largo camino por delante, años de lucha y cambio,  pero vuelvo a decir lo mismo: ¡No nos convirtamos en personas con maldad!

Ya sabemos como acaban todas las guerras y no podemos dar motivos para que intervenga el ejército con la excusa de protegernos. Defendernos a nosotros mismos y a nuestras familias es una cosa, matar por ideología es otra.

Mi propuesta es utilizar sus propias herramientas psicológicas sin caer en su trampa. Creer en el amor y las formas pacíficas de cambio es la única oportunidad para un cambio de paradigma y consciencia colectiva. Si queremos abrir los ojos de la población debemos seguir haciendo nuestro trabajo interior, porque si no empezamos por nosotros mismos, no podemos esperar que nada ni nadie cambie a nuestro alrededor.

 

ZOE