HISTORIA EN BREVE
- La industria de la biotecnología prometió que los alimentos transgénicos reducirían el uso de los pesticidas, mejorarían el valor nutricional de los alimentos, incrementarían las ganancias de los agricultores y ayudarían a alimentar al mundo entero
- Pero la realidad es completamente diferente, los cultivos transgénicos convirtieron al glifosato en uno de los herbicidas más vendidos en la historia y, como si eso no fuera suficiente, el monocultivo está acabando con nuestra biodiversidad
- Los cultivos transgénicos tampoco cumplieron con los rendimientos prometidos y, desde el punto de vista nutricional, este tipo de agricultura solo proporciona ingredientes poco saludables y de baja calidad para elaborar comidas ultraprocesadas, alimentos preenvasados y comida rápida
- En Estados Unidos, más de 40 000 personas presentaron demandas en las que aseguran que su cáncer se desarrolló debido a la exposición al Roundup. El linfoma no Hodgkin solía ser un tipo de cáncer muy raro, pero ahora es el séptimo cáncer más común entre hombres y mujeres
- Hace poco, la industria de la biotecnología agrícola desarrolló otra inquietante tecnología de ingeniería genética que se conoce como edición de genes, que incluye técnicas como CRISPR, así como biología sintética e impulsores genéticos
Por el Dr. Mercola
Promesas, promesas y más promesas. La base del mundo tóxico de los organismos genéticamente modificados (OGM), también conocidos como transgénicos, y de la agricultura industrial son las falsas promesas. Durante casi 30 años, las grandes compañías de biotecnología como Monsanto/Bayer, Syngenta, DuPont/Pioneer, BASF y muchas otras, nos han bombardeado con propaganda sobre cómo la ingeniería genética transformará la agricultura y la producción de alimentos.
Afirman que reducirá el impacto ambiental de la agricultura porque no requiere de tantos pesticidas. Prometen que mejorará el valor nutricional de los alimentos. Dicen que incrementará las ganancias de los agricultores porque mejora los rendimientos de las cosechas, lo que, a su vez, ayudará a “alimentar al mundo”.
Ahora que el cambio climático provocado por el hombre es uno de los temas principales de la agenda mundial, hacen nuevas promesas sobre cómo los OGM combatirán el cambio climático y cómo la ingeniería genética hará que las plantas sean más resistentes a las sequías y las inundaciones. Sus promesas no paran, pero casi tres décadas después la pregunta es ¿cuántas han cumplido?
Utilizan más pesticidas
Una de las promesas principales de los cultivos transgénicos fue que ayudarían a reducir el uso de pesticidas en los campos agrícolas. Sin embargo, desde su lanzamiento, el uso de pesticidas en este tipo de cultivos solo va en aumento.
Hay dos tipos de cultivos transgénicos, los cultivos “resistentes” a los pesticidas o “Roundup Ready”, en su mayoría maíz y soya, que se diseñaron para resistir el herbicida Roundup de Monsanto, que tiene al glifosato como ingrediente activo. Hace poco, se diseñaron los cultivos resistentes a otros pesticidas muy tóxicos como dicamba y 2,4-D.
Los cultivos transgénicos convirtieron al glifosato en uno de los herbicidas más vendidos en la historia de la humanidad. Según el USDA,1 más del 90 % de la soya que se cosecha en los campos agrícolas de los Estados Unidos es transgénica para resistir herbicidas como el Roundup.
Los “productores” de pesticidas o plantas Bt, que incluyen maíz y soya, pero también algodón, producen sus propios insecticidas. En teoría, cuando una plaga agrícola se come el cultivo, se envenenará y morirá.
Sin embargo, las malas hierbas y los insectos evolucionan muy rápido2 y ahora son inmunes a este tipo de venenos. La mayoría de las malas hierbas agrícolas se volvieron resistentes al Roundup, lo que hace que cada año los agricultores tengan que fumigar más y más. Esto es un círculo vicioso, ya que al utilizar más herbicidas se crean más “supermalezas” y, para matarlas, se necesita MÁS herbicida y así sucesivamente.
Este problema se vio por primera vez cuando surgieron las plantas resistentes a los pesticidas. En 2012, un estudio3 que se realizó en la Universidad Estatal de Washington descubrió que plantar cultivos transgénicos provoca que se creen “supermalezas” resistentes a los pesticidas, lo que incrementa el uso de estos productos tóxicos.
En 2016, una investigación de la Universidad de Virginia confirmó que las malas hierbas resistentes al glifosato provocaron un incremento del 28 % en el uso de herbicidas en los cultivos de soya transgénica4. Pero Estados Unidos no es el único país con este problema, también sucede en Canadá,5Brasil6 y Argentina. 7
Hace poco, los insectos también comenzaron a volverse resistentes8 a los insecticidas que contienen los pesticidas, por lo que ahora los agricultores tienen que utilizar mezclas cada vez más peligrosas y tóxicas para tratar de mantenerlos bajo control.
Perdida de la biodiversidad
Justo en este momento necesitamos un ecosistema sano, biodiverso y funcional, que dependa de una rica diversidad de plantas, animales e insectos.
La tierra agrícola que tiene biodiversidad es más productiva y capaz de enfrentarse a cambios inesperados, como en el clima o los niveles cíclicos de enfermedades de las plantas o las especies invasoras. Además, los estudios demuestran que un suelo sano puede absorber y retener más CO29 que el suelo dañado.
Pero en la agricultura industrial moderna se utilizan grandes extensiones de tierra para el monocultivo (un solo cultivo). El problema con este tipo de cultivo es que acaba con la biodiversidad debido a que utiliza pesticidas que ahuyentan a todos los seres vivos de la tierra.
En los Estados Unidos, la tierra convertida para la producción de soya generalmente ha sido tierra agrícola preexistente10 y, por lo tanto, no está vinculada a la deforestación, como si lo es en América del Sur.
Sin embargo, la creciente demanda de soya está destruyendo nuestras praderas, por lo que el análisis de datos satelitales demuestra que entre 2006 y 2011 los agricultores de Dakota, Minnesota, Iowa y Nebraska habían convertido 1.3 millones de acres de pastizales en campos de soya11y en campos agrícolas para cultivar maíz. Una investigación del Servicio de Investigación Económica12del USDA confirmó este hallazgo.
No beneficia a los agricultores
Estos monocultivos también dañan la vida silvestre, ya que reducen los hábitats de muchas criaturas salvajes, desde aves que anidan en el suelo hasta polinizadores como abejas y mariposas. Además, no beneficia a los agricultores, sino todo lo contrario.
Según una investigación muy completa que realizó el periódico The New York Times en 2016,13además de incrementar el uso de pesticidas, los cultivos transgénicos en los Estados Unidos y Canadá no cumplieron con los rendimientos prometidos.
Esto coincide con los hallazgos de un reporte de la Academia Nacional de Ciencias que también se realizó en 2016 y que encontró que “había poca evidencia”14 de que los cultivos transgénicos en los Estados Unidos produjeran mayores ganancias de rendimiento que los cultivos convencionales.
No tiene mucho que los agricultores comenzaron a enfrentarse a otra difícil situación: un exceso de soya,15 que se debe a los problemas comerciales con China, lo que ha causado precios bajos y agricultores en quiebra.
Otra promesa que tampoco han cumplido es el hecho de que los transgénicos no han ayudado a alimentar al mundo. Las grasas y los azúcares son los subproductos principales de los OGM, que cuando no se están convirtiendo en biocombustibles, se están convirtiendo en maíz, soya e incluso aceite de semilla de algodón y azúcares como el jarabe de maíz de alta fructosa y el azúcar de betabel.
En otras palabras, lo único que han logrado los OGM es producir ingredientes poco saludables y de baja calidad para comidas ultraprocesadas, alimentos preenvasados y comida rápida.
Producen alimentos tóxicos
Todos esos monocultivos y todos esos pesticidas, sobre todo el glifosato, tienen un impacto negativo en nuestros alimentos. Los monocultivos transgénicos crean las “monodietas”, lo que significa que las dietas de todo el mundo solo se basan en unos cuantos cultivos.16 Esta nueva monodieta tiene más calorías y menos nutrientes, por lo que es muy dañina y es responsable del incremento mundial en las tasas de enfermedades no transmisibles como la obesidad, las enfermedades cardíacas y la diabetes.
Además, esta dieta universal también es supertóxica. Los cultivos transgénicos se fumigan con grandes cantidades de glifosato (Roundup). Pero este pesticida también se utiliza como desecante en los cultivos convencionales como trigo, avena, maíz, cebada, soya, colza, semillas de girasol y garbanzos, para secarlos antes de cosecharlos.
Además, hay evidencia de que el glifosato y su producto tóxico de descomposición: AMPA (ácido α-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolpropiónico), se acumula en alimentos como la soya transgénica.17 Tras realizar análisis de laboratorio en Estados Unidos 18 y Europa19se detectaron rastros de este pesticida en la popular marca de helados Ben & Jerry’s, lo que podría deberse a los ingredientes que utilizan para sus galletas, pasteles y otros cereales. También se encuentra en productos como la miel,20 cereales populares a base de avena y muchos otros alimentos,21sobre todo los que contienen soya.
Hace poco, la organización Moms Across America analizó la nueva receta de la Impossible Burger, y encontró residuos de glifosato. Aunque los niveles de glifosato y AMPA22fueron bajos (11 ppb), la evidencia de los estudios en animales indica que solo 0.1 ppb de glifosato puede destruir las bacterias intestinales. 23
Por lo tanto, no es una sorpresa que el 93 % de las personas que se realizan un análisis en busca de glifosato, den positivo.24 También se detectaron niveles elevados en el agua potable, así como en la leche y la orina25de las mujeres en etapa de lactancia, transmitiéndolo a sus bebés a través de la leche materna o del agua que utilizan para preparar la fórmula. Esto podría tener un impacto importante en la salud infantil, ya que se sospecha que el glifosato altera las hormonas.
Otros estudios con animales que recibieron alimentos transgénicos o glifosato también demuestran efectos preocupantes, incluyendo el daño a órganos vitales26como el hígado y los riñones, daño a los tejidos intestinales y el microbioma, deterioro del sistema inmunológico, anomalías reproductivas e incluso tumores.
Entonces, a pocos les sorprendió cuando en marzo de 2015 la Organización Mundial de la Salud clasificó el glifosato como un “posible carcinógeno humano”27.
El día del juicio
A pesar de toda la evidencia, las compañías agroquímicas aún afirman que el glifosato es seguro. Pero los jurados de todo Estados Unidos no están de acuerdo. En este momento, hay más de 40 000 demandas28 de personas que culpan al Roundup de su cáncer, sobre todo linfomas. El linfoma no Hodgkin solía ser un tipo de cáncer muy raro, pero ahora es el séptimo cáncer más común entre hombres y mujeres. 29,30
Los primeros tres casos en ir a juicio resultaron en una compensación total combinada de 2.424 mil millones de dólares en veredictos por parte del jurado31(aunque, más tarde, los jueces redujeron esta cifra). La ciencia respalda estos veredictos.
Un estudio reciente demostró32 que existe una conexión entre los herbicidas a base de glifosato, la disrupción endocrina y las alteraciones genéticas que se relacionan con el desarrollo de linfomas.
El primer caso en ir a juicio fue el de Dewayne Johnson.33 A raíz de este caso, hace poco se publicaron varios documentos que eran clasificados34y en los que se habla de todo lo que hizo Monsanto con ayuda de la Agencia de Protección Ambiental para encubrir los riesgos de cáncer que causa el glifosato.
De los 14 estudios en animales sobre el glifosato que revisó la EPA, ocho encontraron tasas elevadas de cáncer en al menos un órgano o tejido. A pesar de esto, la agencia optó por descartar estos hallazgos y concluyó que es “poco probable que el glifosato cause cáncer”.
Hace poco, el herbicida dicamba, también de Monsanto, acaparó todos los titulares. Entre 2017 y 2018, “la propagacion area de dicamba” dañó casi 5 millones de acres de soya convencional35 en 24 estados, así como muchos cultivos especiales y plantas silvestres.
En febrero de 2020, en el primer juicio en contra de dicamba en los Estados Unidos, un jurado de Missouri otorgó $ 265 millones en daños36 a los productores de duraznos Bader Farms cuando la propagacion area de un campo cercano de soya transgénica acabó con todos sus árboles. Aunque todos estos juicios son otra señal de una emergencia de salud pública y ambiental, las autoridades federales siguen sin hacer nada para frenar el uso de estas sustancias químicas tóxicas.
A pesar de esto, algunos estados y comunidades locales no piensan quedarse con los brazos cruzados y ya comenzaron a prohibir o restringir el uso de sustancias químicas como el glifosato. En 2018, tanto Portland37 como la ciudad de Austin38 prohibieron su uso. En 2019, Miami39 y el condado de Los Ángeles40 aprobaron sus propias prohibiciones, mientras que Seattle41 acordó restringir su uso.
Más allá de las fronteras de Estados Unidos, más de dos docenas de países42, incluyendo a Canadá, Argentina, Francia, Alemania, Italia, Portugal y el Reino Unido, establecieron sus propias prohibiciones o restricciones.
Los consumidores ahora están mejor informados
Desde que se lanzaron los primeros alimentos y medicamentos transgénicos (OGM) en el mercado estadounidense en 1994: el jitomate Flavr Savr43 y la hormona de crecimiento bovino recombinante (rBGH), la industria de la biotecnología ha gastado millones de dólares en propaganda para lograr que el público acepte los alimentos transgénicos.
Sin embargo, un estudio tras otro demuestra que el público no los compra y no los quiere, la mayoría por cuestiones de salud,44 y tienen toda la razón. A otros les preocupa el daño que estos cultivos causan al medio ambiente, y también están en lo cierto, al igual que todas las personas que no quieren que unas cuantas compañías controlen todo nuestro suministro de alimentos.
De hecho, en los últimos años se han producido algunas fusiones importantes en el sector de la biotecnología agrícola. Con estas fusiones, los “Seis Grandes” (Monsanto, Bayer, BASF, Syngenta, Dow y DuPont) se convirtieron en los “Cuatro Grandes”45 (Bayer-Monsanto, DowDuPont/Corteva, ChemChina-Syngenta, BASF), lo que concentra aún más el poder y las ganancias del mercado de semillas y de la tecnología de los transgénicos.
La respuesta de los medios de comunicación a estas fusiones ha sido muy sorprendente. Por ejemplo, el canal de noticias Bloomberg, que suele ser ultraconservador y que se enfoca en las finanzas, habló sobre las historias turbias de Bayer y Monsanto,46 en lugar de lo lucrativa que puede ser esta fusión.
Mientras que un artículo del periódico The Wall St Journal47 sugirió que este podría ser un buen momento para reconsiderar el camino en el que estamos en términos de agricultura. Con la aparición de las supermalezas, los exorbitantes precios de las semillas y todos los problemas en los rendimientos, este podría ser el fin del “boom” de los cultivos transgénicos, señaló el artículo.
Pero este “boom” aún no termina, y cada vez se realizan más pruebas independientes para saber cuánto glifosato hay en nuestros cuerpos y en nuestros alimentos. Asimismo, el sello “Sin OGM”48 se ha vuelto tan importante como el sello “Orgánico” para los consumidores que desean evitar los alimentos transgénicos. La popularidad que ahora tienen estas pruebas independientes es prueba del rechazo público y de la vergonzosa falta de acción por parte del gobierno.
Esta terrible situación está lejos de terminar
A pesar de todo esto, la industria de la biotecnología agrícola desarrolló otra inquietante tecnología de ingeniería genética que se conoce como edición de genes, que incluye técnicas como CRISPR, así como biología sintética e impulsores genéticos.
Lo que hacen estas nuevas tecnologías OGM 2.049 es que pueden crear organismos transgénicos de forma más económica y rápida que nunca.
Tras todas las críticas y el rechazo por parte de los agricultores,50 ahora los defensores de la biología sintética afirman que ya no necesitamos a los agricultores para producir alimentos. 51 Y dicen que al utilizar microbios transgénicos para crear innovadores productos alimentarios, como los sustitutos de la carne, podemos mejorar la efectividad y la sostenibilidad de la producción de alimentos.
Pero para todos los que creemos que los alimentos deben provenir de un ecosistema vivo, esta es la promesa más sombría de todas: un mundo sin agricultores y sin animales, en donde no sabemos qué es lo que hacen exactamente.
A esta sombría visión de la producción de alimentos se le denomina “cadena alimentaria oscura”52 porque no necesita la luz del sol. A medida que la industria de la biotecnología se traslada a otras áreas del mundo natural, las cosas se vuelven más preocupantes.
Un reporte reciente53 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) sugiere que los impulsores genéticos y la biología sintética podrían utilizarse para rescatar a las especies en peligro de extinción o incluso revivir a las especies extintas,54 erradicar especies invasoras, mejorar el suelo55 a través de microbios transgénicos y, por lo tanto, mejorar la salud de las plantas y la biodiversidad.
Podría crear árboles transgénicos que absorban más carbono56 o que sean resistente a enfermedades, como el hongo invasivo que azota al árbol castaño americano,57 así como hacer insectos transgénicos58 para controlar las plagas.
Pero la agricultura es parte de la naturaleza. Todo lo que sucede en la naturaleza afecta de forma directa o indirecta lo que sucede en la agricultura, por esa razón debemos oponernos a esta loca propuesta de la industria de la biotecnología.
La falta de regulación es otro problema grave
Existe una regulación estricta para protegernos de esta amenaza, pero solo está de adorno. Los nuevos métodos y usos propuestos para los OGM han complicado aún más esta situación.
Por ejemplo, los reguladores permitieron que el nuevo aceite de soya transgénico de marca Calyno59 se venda sin etiqueta. Otro caso son los animales de granja transgénicos que proponen, los reguladores no tienen ni idea sobre qué hacer al respecto. 60 Un ejemplo más es el esquema de etiquetado vago y confuso de ‘bioingeniería’ del USDA61.
Las compañías de biotecnología argumentan que, de cualquier modo, no tiene sentido regular los OGM 2.0, ya que sus productos incluso podrían considerarse “naturales”, tanto que no tiene que analizarse, ni etiquetarse como OGM. 62
Afirman que esta nueva “naturalidad” hace que sea imposible distinguir entre los productos con edición de genes y los productos convencionales. ¡Eso es una vil mentira! 63 Cuando los ingenieros genéticos crean nuevos OGM, también deben crear los procesos para identificarlos, aunque solo sea para monitorear y verificar su trabajo, por lo tanto, cualquiera puede utilizar estos procesos. Y eso es justo lo que sucedió en un estudio de la Administración de Alimentos y Medicamentos64 que se publicó por primera vez en 2016 y una vez más en febrero de 2020, el cual encontró varios efectos fuera del objetivo en el ganado “sin cuernos” transgénico, incluyendo una hebra de ADN bacteriano que podría transmitir resistencia a los antibióticos.
Concluyeron que “tanto los científicos como los reguladores deben estar alerta ante la posibilidad de que se produzcan tales alteraciones no deseadas”, mientras que una nota editorial 65 explicó por qué es tan importante tener una regulación para esto.
Después, La Dra. Belinda Martineau, quien desarrolló el jitomate Flavr Savr, dijo 66que los desarrolladores de ganado transgénico tenían las herramientas para detectar estos errores, pero no las utilizaron. Y agregó:
“Cometer errores tan graves durante el desarrollo de estos modelos de OGM, hace que uno se pregunte si han cometido los mismos errores con todos los OGM que desarrollaron en los últimos 25 años”.
Marteau también dijo que, en su opinión, “los datos justifican la intención de la FDA de realizar una revisión obligatoria previa a la comercialización de todo el ganado transgénico y, por lo tanto, regular este tipo de productos en función al hecho de que se crearon con ingeniería genética”, y agregó: “También creo que la FDA debería exigir una revisión previa a la comercialización de todos los cultivos transgénicos”.
La agricultura regenerativa es el ejemplo perfecto de “hechos, no palabras”
Si aplicamos la frase “lo prometido es deuda”, entonces las compañías de biotecnología ya tienen una gran deuda ética, moral y ambiental con la sociedad.
Aunque hay que reconocer que gracias a su fracaso surgió el movimiento de agricultura orgánica regenerativa, que es una respuesta a la creciente conciencia de la conexión entre la agricultura y la salud, la destrucción ambiental y el cambio climático. El término agricultura regenerativa67 se refiere a prácticas agrícolas y de pastoreo tales como las siguientes:
- Reducir o eliminar la labranza y el uso de sustancias químicas sintéticas
- Utilizar cultivos de cobertura, rotación de cultivos, compostaje y estiércol animal
- Integrar animales con plantas perennes y anuales para crear un ecosistema biológicamente diverso en toda la granja
- Permitir que los animales pastoreen sobre hierba e implementar un sistema planificado de rotación de praderas
- Criar animales bajo condiciones que imiten su hábitat natural
Aunque, a decir verdad, esto es algo que todo agricultor responsable debería estar haciendo de todos modos, ahora se formalizó un movimiento que se está volviendo cada vez más popular, ya que estas prácticas pueden mejorar la biodiversidad en la granja y en los campos agrícolas, mejorar la productividad e incluso ayudar a combatir el cambio climático al reconstruir la materia orgánica del suelo y mejorar tanto la extracción de carbono como la infiltración de agua y almacenamiento en suelos.
La verdad es que la agricultura convencional (es decir, la que se basa en sustancias químicas y transgénicos) debe cambiar. La ingeniería genética no ayudará a resolver los problemas (pocas ganancias, menores rendimientos, ambientes laborales tóxicos) que enfrentan los agricultores en este momento. De hecho, solo lo empeoran, ya que los transgénicos solo llevan a la agricultura a un modelo industrial fallido y explotador que depende de las sustancias químicas.
Mientras que la agricultura orgánica regenerativa es el verdadero cambio que necesitamos para restaurar el ecosistema. En lugar de hacer promesas, deberían centrarse en la agricultura regenerativa que proporciona beneficios medibles. Y este es el principio que debemos adoptar por el bien de la humanidad y del planeta.
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Este artículo fue publicado originalmente en https://www.tomecontroldesusalud.com/.Lea el original.